M. PÉREZ

Los datos sobre la investigación de la muerte de María Luisa Blanco Blanco trascienden con cuentagotas desde que la juez instructora del caso, Marisa Llaneza, decretara el secreto de sumario. Fuentes cercanas a la investigación explicaron ayer que el asesinato de la joven solo se explica en el marco de «un submundo social» cuyos protagonistas acusan «algún tipo de discapacidad mental». Las mismas fuentes explicaron que los inquilinos de la familia Blanco «aunque no tenían antecedentes estaban al borde de la delincuencia, por pequeños robos y coqueteos con las drogas».

Respecto a la noche de San Juan, cuando se supone que María Luisa Blanco fue asesinada, fuentes cercanas a la investigación aseguran que se produjo «una riña, que no era la primera». Esta vez, fue más allá. Tal y como adelantó ayer este periódico, el cine y los videojuegos como guía para el descuartizamiento de la joven cobran cada vez más sentido, según explicaron las mismas fuentes sobre la carnicería en el número 19 de Mariscal Solís. El móvil de los celos, apuntado por el padre de la víctima, Gil Blanco, cobra cada vez menos sentido, han explicado las mismas fuentes. «La familia no estaba para vivir con gente. Quizá deberían haber intervenido los Servicios Sociales», afirmaron estas fuentes.