D. G.

La exposición «Miradas», que la fotógrafa Inmaculada González- Carbajal exhibe hasta final de mes en el Café Español, fue ayer el marco en el que se dieron a conocer los proyectos de cooperación que la Fundación El Pájaro Azul llevará a cabo con el centro Bana ya Poveda de Kinshasa. Esta organización trabaja desde hace nueve años para mejorar las condiciones de vida de los niños de la calle de la capital de la República Democrática del Congo.

Ana María Torre, directora en funciones del centro, explica que la iniciativa permitirá hacer más efectiva su labor para reinsertar a los niños en la sociedad. Muchos de ellos han sido rechazados por sus familias, y algunos son «niños soldado». En sus palabras, «se trata de conseguir que ellos mismos salgan a flote».

Torre, que ha pasado seis años en África, cuenta que la idea que les llevó a emprender este compromiso humanitario surgió cuando varios cooperantes descubrieron cómo era la vida diaria de muchos niños en la ciudad. «Todo comenzó cuando, yendo por la calle, les miramos a los ojos», explica. A partir de entonces, comenzaron a invitarles a la Casa Teresiana donde vivían, para que los chicos pudieran asearse. Más adelante, empezaron a enseñarles a leer y a escribir. Con el tiempo, su residencia se convirtió en lo que es hoy en día, un centro que da acogida a cerca de 40 menores, que allí pueden aprender profesiones como la de zapatero o costurero.

Si fue una mirada lo que movió a los trabajadores del centro Bana ya Poveda a dar comienzo a sus actividades, las miradas de los 30 niños que retrata Inmaculada González-Carbajal han servido para sensibilizar al público ovetense.

«La exposición ha contribuido mucho a nuestro trabajo, porque a través de ella se está dando a conocer una realidad más humana, mucho más allá de las imágenes de guerra y pobreza», añade Ana María Torre.

La coordinadora de los proyectos, la educadora francesa Solange Pétion, coincide con ella. «Estas fotografías permiten hacer una aproximación a estos jóvenes, pero desde un punto de vista que les coloca a ellos en una postura de demanda de sus derechos», asegura. Por su parte, la autora de las imágenes, y presidenta de El Pájaro Azul, asegura que su muestra está teniendo una muy buena acogida entre el público. Según Inmaculada González-Carbajal, la exposición recibe unas 150 visitas al cabo del día.

«Las fotografías han sido muy bien valoradas y hemos recibido bastantes donativos», explica la fotógrafa, que también ha agradecido especialmente la colaboración del Ayuntamiento de Oviedo.

El Pájaro Azul, que fue creada hace cuatro meses en la capital del Principado, también tiene proyectos en Benín y Angola.