D. ORIHUELA

En el Consejo de Gobierno de la Universidad que ayer aprobó las tres primeras fusiones de centros hubo voces disidentes. Una de ellas fue la de la catedrática de Derecho Internacional Público Paz Andrés, que presentó su voto por escrito y pidió que se aplace la decisión, para continuar los estudios y las reuniones «durante un plazo razonable», porque decisiones de esta trascendencia «sólo se legitiman y pueden tener éxito con la implicación convencida de todos».

En su opinión, «no ha habido trasparencia» en un proceso que puede generar «desequilibrios» entre los nuevos centros de grandes dimensiones y los centros clásicos

En el escrito que Paz Andrés pidió que se adjunte al acta del Consejo se apunta que unas reestructuraciones de estas características requieren un tiempo para su correcta realización, porque la completa adaptación de las personas y los procedimientos «no se consigue sólo con ponerlo en un papel». En su opinión, a los decanos y directores de los centros afectados se les ha planteado la fusión «como hecho consumado, advirtiéndoles de que no se iba a discutir ni el qué ni el cuándo y a partir de ahí apenas han tenido oportunidad de hacer valer sus argumentos».

Andrés hizo referencia al tenso claustro celebrado el pasado día quince en el que se pidió tiempo y consenso para la aprobación de las fusiones, pero «se desoye» esta solicitud y sólo una semana más tarde se someten las propuestas al Consejo de Gobierno, que ayer las aprobó. «En definitiva, estamos ante un proceso precipitado en el que se pueden cometer muchos errores», concluyó.