Cirujano maxilofacial

P. GALLEGO

«Asturias tiene tirón en la especialidad de cirugía maxilofacial», afirma Julio Acero, uno de los nombres más reconocibles dentro de un área médica en pleno desarrollo. Cirujano en el Gregorio Marañón de Madrid y responsable de esta especialidad en el Hospital Quirón, Acero es además presidente del Comité Educativo de la Sociedad Internacional de Cirugía Oral y Maxilofacial. Con casi quince años de experiencia profesional a su espalda, llama la atención sobre una patología a la que debería prestarse una mayor atención, el síndrome de apnea del sueño. «Llega a causar accidentes laborales por somnolencia, y necesita un abordaje multidisciplinar».

-¿En qué punto está ahora la cirugía maxilofacial?

-La especialidad está alcanzando su madurez, aunque necesita un impulso definitivo para que, a nivel nacional, la asistencia en la sanidad pública en esta especialidad se implante de forma definitiva. La cirugía maxilofacial, dentro de la sanidad pública, aún no ha llegado a catorce provincias aunque, a nivel científico, en pocos años hemos superado a especialidades médicas clásicas.

-¿Qué peso a nivel nacional tiene la cirugía maxilofacial hecha en el Principado?

-Asturias es una de las regiones donde más se ha desarrollado la cirugía maxilofacial. Es un centro clave, con especialistas de altísimo nivel, y un lugar donde otras áreas relacionadas con la nuestra, como la otorrinolaringología o la cirugía plástica, tienen un nivel muy alto. Cuanto más crecemos, más nos especializamos, y ahora se hacen cosas que, antes, eran impensables.

-¿Por ejemplo?

-El primer trasplante de cara.

-¿La desaparición de la especialidad médica de Estomatología les ha beneficiado?

-Más bien al contrario. En la formación de los cirujanos ha repercutido de forma negativa, ya que son áreas muy relacionadas con la nuestra y que ahora han quedado en manos de los odontólogos. Antes, gracias al profesor López-Arranz, se fomentaba que un maxilofacial cursase las dos especialidades. Ahora hay que hacer otra licenciatura.

-Los casos de cáncer oral son ahora uno de sus mayores caballos de batalla.

-Según las últimas estadísticas, cada año se diagnostican cien nuevos casos por cada millón de habitantes. Y en más del noventa por ciento de los casos su origen está relacionado con el tabaco. Una relación que se multiplica si además se añade el alcohol. Al afectar a personajes conocidos es cuando este tipo de cáncer tiene un impacto mayor.

-¿Alguna medida básica?

-Sólo hay dos, prevención y diagnóstico precoz.

-¿Con qué se encuentra en su consulta cada día?

-Los pacientes son muy variopintos, porque esta especialidad abarca un campo tremendo, pero lo que se encuentra es mucha confusión.

-¿En qué sentido?

-En cuanto oyen hablar de cirugía, los pacientes se asustan, y las consultas suelen causarles mucha tensión. Hay que orientarles bien.

-¿Se vive de forma distinta el trabajo en la medicina privada o en la pública?

-La medicina es la medicina, sea pública o privada, y la satisfacción viene de la ayuda al paciente y de un buen resultado. Trabajamos para ayudar al paciente, no para ver cuánto dinero hemos ganado a fin de mes. Pero sí es cierto que, en España, la medicina privada está mediatizada por ciertas compañías de seguros que podrían mejorarse.

-¿En qué consiste su trabajo en la Sociedad Internacional?

-Desarrollamos programas educativos, tanto en países de Europa del Este como en África. Preferimos dar formación a los profesionales para que ellos mismos sean capaces de tratar las patologías, en lugar de ir allí a operar, en lo que yo llamo «safaris quirúrgicos».

-¿Es buena para el paciente la información que él mismo puede obtener a través de internet?

-En general es una información superficial, mal digerida y que en algunos casos perjudica. A nadie se le ocurriría, sin una formación, leer un artículo sobre ingeniería y aconsejar una forma de construcción. Pero en medicina hay gente que lo hace.