Los castros son asentamientos fortificados donde vivieron los pobladores de Asturias cuando abandonaron el nomadismo e, incluso, durante la romanización. En Oviedo hay documentados al menos 16 de estos yacimientos, muchos de ellos en peligro, sobre todo por el avance de las canteras y la presión urbana. El más conocido es el castro de Llagú o Cellagú, ya completamente destruido, por el avance de la cantera que explota en Latores la empresa Readimix Asland. No ha sido el único y, de hecho, estudios más recientes cifran en doce los castros ovetenses. En el Naranco, por ejemplo, están datados cinco recintos castreños, de los que dos ya han desaparecido: el de Monte Alto, que fue destruido a finales de los años sesenta, y el castro Castiello, en Villaperi, descubierto en 1958 y arrasado por el avance de una cantera. Quedan castros en San Julián de Box, La Grandota, Las Cuestas y Perlín, en Trubia; San Claudio, Cuyences, La Cogolla y Quintana, estos tres últimos en el Naranco, además del de Priañes. En su mayor parte, estos yacimientos nunca han sido excavados.