David ORIHUELA

No era un día fácil para Nicanor Fernández, pero el director de la Fundación Hidrocantábrico tuvo la elegancia de, pese a estar asolado por la muerte de su padre, acudir a recoger la medalla de oro de la Escuela Internacional de Protocolo de Asturias, que ayer le entregaron en el auditorio Príncipe Felipe.

Nicanor Fernández Álvarez, padre del homenajeado, falleció ayer a los 88 años de edad y será despedido hoy en un funeral que tendrá lugar a la una y cuarto de la tarde en la iglesia de San Juan el Real.

La muerte del padre del director de la Fundación Hidrocantábrico marcó el solemne acto de la Escuela de Protocolo. El presidente del centro, Carlos Fuente, explicó al inicio del acto que el protocolo está precisamente para adaptarse a las situaciones y así se hizo ayer para facilitar que Fernández se reuniese cuanto antes con su familia en unos momentos tan duros.

El distinguido con la medalla de oro de la Escuela agradeció el gesto y tuvo palabras de elogio no sólo para la Escuela Internacional de Protocolo de Asturias, sino para una profesión que comenzó a ejercer como jefe de gabinete de Pedro de Silva en la Presidencia del Principado. Fueron ocho años en la Administración pública antes de que Fernández se incorporase a la empresa privada. Todo el tiempo dedicado a «gestionar intangibles», apuntó, «cuestiones difíciles de medir, pero fundamentales en la vida».

Una carrera en la que Nicanor Fernández ha aportado «esfuerzo y dedicación en un trabajo que es muy exigente, que no conoce horarios», pero siempre rodeado de «unos extraordinarios superiores y unos excepcionales colaboradores».

Nicanor Fernández recibió el cálido aplauso tanto del claustro de profesores como de los alumnos de la Escuela. Además, el homenajeado estuvo arropado por numerosos amigos. El primero en abrazarle nada más llegar al Auditorio fue el presidente del Centro Asturiano, Alfredo Canteli. Luego vinieron muchos más. El acto contó con la presencia del delegado del Gobierno en Asturias, Antonio Trevín, y de la concejala de Educación, Isabel Pérez Espinosa.

Antonio Blanco, de la Fundación Alimerka, recogió, por su parte, la placa de honor de la Escuela «por su excelente labor en la colaboración con la formación práctica de los estudiantes».

Los alumnos de segundo curso entregaron sus becas a los de primero y recibieron una distinción. Además, se entregaron los títulos a los estudiantes que han culminado su formación y se concedieron las distinciones a los alumnos con mejor expediente académico durante el pasado curso.