Y nos habló el profesor Bueno del porvenir como categoría histórica, aunque en su sentido primario desborde la Historia. Nos habló del porvenir infecto, no hecho, y del porvenir perfecto, ya hecho. Del viaje de Colón a América conocemos su porvenir perfecto, sabemos sus extraordinarias consecuencias; de la misma manera que nos hemos percatado del pobre alcance histórico del viaje del «Apolo XI» a la Luna, o el descubrimiento banal de la península de Labrador por Erik el Rojo. Con antecedentes y consecuentes podemos elaborar la Historia, pero imposible hacerla del presente, de infecto porvenir. Y yo me pregunto: ¿qué significará para Oviedo la capitalidad europea, si la conseguimos? Es más, ¿qué está sucediendo, consigámosla o no? ¿Cómo denominar este porvenir infecto, subjuntivo, gabiniano y temprano que da fruto antes de llegar?