Al igual que en su día las ciudades catedralicias de Santiago (2000) y Salamanca (2002) merecieron el título de capital europea de la cultura y su candidatura fue apoyada por sus respectivos cabildos catedralicios, también el Cabildo de la Catedral de Oviedo ha decidido apoyar la candidatura de Oviedo para a el año 2016. Se complace el Cabildo en que el conjunto arquitectónico de la Catedral de San Salvador, con su rico patrimonio religioso, histórico y artístico, contribuya a la consecución del proyecto que promueve el Ayuntamiento de Oviedo.

Fundada la diócesis de Oviedo hacia el año 812 por Alfonso II, desde aquellos primeros «cultores Ovetensis ecclesaiae» (mencionados ya en el 990) o «canonici» (1044) hasta nuestros días, los capitulares del Cabildo se consideran herederos de la tutela de un patrimonio cultural y religioso íntimamente ligado a la vida de la ciudad, capital primero de la monarquía asturiana y del Principado de Asturias después. La sede episcopal y el Cabildo son las más antiguas instituciones que perduran desde los orígenes y siguen estando unidas a la historia cultural y universitaria de la ciudad.

La Catedral, desde la consagración del templo (13-X-821), sigue siendo origen, meta y paso del camino de los peregrinos que celebran la perdonanza; ante sus reliquias llegan, o hacia Santiago de Compostela van, portando el patrimonio cultural propio y difundiendo la cultura local. La antigua red de hospitalidad para con los caminantes generó en nuestra tierra una cultura de la solidaridad y fraternidad cristiana que perdura en la sensibilidad social a la que no es ajena la labor del Cabildo, como bien podemos destacar con el canónigo Maximiliano Arboleya.

El oratorio y relicario de la Cámara Santa fue añadido por la Unesco en 1998 como bien cultural, junto con otros monumentos de Oviedo, a las «Iglesias del Reino de Asturias», que ya desde 1985 eran consideradas patrimonio cultural de la Humanidad.

Hacia el 814 fue el rey astur Alfonso II el primer peregrino a Compostela, inaugurando como ruta de fe el Camino de Santiago. La torre de la Catedral -«poema romántico en piedra»- no sólo sirvió para la ciudad de baluarte defensivo frente a incendios y tormentas, sino que también sigue siendo icono local visible y representativo de Oviedo, tanto en la cartelística local como en la difusión internacional de esta región, junto con el santuario de Covadonga. Wamba (1219) es una de las campanas cristianas en activo más antiguas del mundo. Las mejores letras hispanas han hecho a nuestra Catedral escenario de su temática, tanto en la novela (Clarín-«La Regenta»; Palacio Valdés-«El Maestrante»; Dolores Medio-«Nosotros los Rivero») como en la poesía (Ceferino Suárez -«¡Ya la veo!»; Gerardo Diego-«Soy de Oviedo») o en el epistolario (Jovellanos-«IV Carta a Ponz»; Pérez de Ayala, Carta a Azorín). Grandes pintores han plasmado su silueta y sigue siendo espacio y tema de repetidas películas de cine.

En el recinto de la Catedral se ofrecen muestras destacadas del arte de diferentes épocas y de distintos autores, nativos y foráneos. En ella se presentan al culto y a la contemplación estética las mejores obras de los asturianos Juan de Candamo, arquitecto, o escultores como Fernández de la Vega, Juan de Villanueva, Bernardo de la Meana?, o Alfonso Camín. Acoge en sus dependencias el Museo de la Iglesia que guarda y custodia tanto piezas artística de la propia Catedral como otras obras de parroquias de la diócesis. El archivo catedralicio, superviviente entre otros archivos reducidos a cenizas, custodia una amplia documentación de muchos años de la memoria histórica local y un rico fondo musical. Conciertos, exposiciones, misas pontificales y populares? hacen inseparables culto y cultura. El emblema catedralicio de la Cruz de los Ángeles lo es también de Oviedo, así como parte de los escudos heráldicos de 38 municipios del Principado.

Otras muchas alegaciones meritorias podría añadir el Cabildo para considerar la presentación de Oviedo, representativa de todas la villas del Principado, como candidata a capital europea de la cultura 2016.

Esta distinción, aparte de los beneficios económicos que reportaría a la ciudad y a todo el Principado, dinamizaría la vida cultural de la región y facilitaría el conocimiento y disfrute del espléndido legado religioso, artístico e histórico recibido de nuestros mayores, no sólo a cuantos nos visiten, sino también a los propios asturianos, desconocedores quizá de lo mejor de su cultura.