Otra de las novedades en el nuevo modelo de acceso a la Universidad, nacido con el real decreto aprobado el 14 de noviembre de 2008, es la desaparición de los cupos reservados para estudiantes de Formación Profesional (FP) en las facultades. Ahora un grado superior de FP los acredita para acceder de forma directa, sin límites y, de momento, sin exámenes previos incluso a las carreras con límite de plazas. Frente a las críticas de quienes consideran esta medida «discriminatoria», el presidente del Consejo de Asturias de la Formación Profesional, Arturo Casielles, considera que «un alumno que saca una FP de grado superior de las difíciles no fracasa en la Universidad». «Sacará una carrera, y con total seguridad».

Desde la Universidad se esperaba que una modificación del real decreto anunciaría la creación de la selectividad específica para la FP, pero ese cambio llegó el pasado viernes, y sin rastro de una prueba general como la obligatoria en Bachillerato. Sí se añade, en cambio, para «proporcionar las mismas oportunidades a todos los estudiantes», que quienes llegan a la Universidad desde FP puedan realizar una prueba específica «y subir nota».

Casielles vaticina que el acceso desde FP «no va a ser un fenómeno masivo, ni mucho menos», aunque sí subraya que en este sector educativo «hay muchos alumnos brillantes». «Muchos llegan a esta formación con la PAU aprobada, pero a veces no sacan la nota exigida para unos estudios y prefieren seguir por la misma rama pero en FP. Después, claro, quieren seguir», reconoce. Con la mirada puesta en la unión entre la Universidad y la empresa, Casielles pide «flexibilidad» al sistema. «Sobre todo, si hablamos de formación a lo largo de toda la vida laboral», añade.

«El truco está en hablarles como si fuesen nuestros hijos». Quien habla así es Gustavo Díaz, uno de los orientadores del Vicerrectorado de Estudiantes encargados de recorrer los colegios e institutos del Principado. Su objetivo, informar a los futuros universitarios sobre cómo llegar a la Universidad. «Les explicamos las pruebas, la preinscripción, las matrículas y las ayudas», resume.

En parejas, «y como si fuese una clase más, intentamos despejar al máximo sus dudas», apunta Mar Ortiz, otro miembro del equipo. Este año muchas de las dudas se centran en qué materias elegir a la hora de presentarse a las dos partes de la selectividad. «Algunos centros van sólo a las que tienen», expone Ana Menéndez, curtida ya en este tipo de visitas, «pero también hay alumnos que ante la selectividad han decidido preparar por su cuenta asignaturas que no les ofertaban en sus institutos», añade, «pasa mucho con los idiomas».

En la fase general cada alumno hará cuatro exámenes: idioma extranjero, Lengua y comentario de texto, una de las asignaturas de su opción y otra a elegir entre Historia y Filosofía. Superar esta fase «con un cinco» da acceso directo a la Universidad, y es suficiente para estudios sin límite de plazas. «Si sacan un cuatro en la media de los exámenes y tienen un seis en el Bachillerato, ya está», apunta Menéndez, que critica lo «mitificada» que está la selectividad. «En realidad llevan todo el año preparando la PAU, porque los exámenes no son más difíciles», añade la orientadora.

Frente a quienes critican a las actuales generaciones de jóvenes por su indecisión o su falta de compromiso, estos «padres en la Universidad» afirman que algunos «sí tienen claro lo que quieren». Sobre todo, quienes quieren cursar una carrera relacionada con las Ciencias de la Salud. «La vocación», sugiere una de las orientadoras. En apenas cincuenta minutos de «clase» tienen que ser capaces de tranquilizar a quienes ven la PAU con temor, también a quienes necesitan una determinada nota para llegar a la carrera de sus sueños, «... pero en Filología Clásica hay trabajo», asegura.

«El simulador va a servirles de mucho», asegura Gustavo, en referencia a una página web creada por la Universidad para que cada alumno «desarrolle su estrategia ante la PAU», un plan que se resume en qué asignaturas elegir y cuáles rechazar. «Les decimos que no elijan sólo las que más puntúan, sino aquellas en las que pueden hacer un examen mejor», explican.