Pablo GALLEGO

A casi 25 metros sobre la calle Fruela, dos gigantescas figuras vigilan la ciudad. Son las alegorías de la Industria y de la Historia, obra del escultor ovetense Víctor Hevia (1885-1957). Ahora, noventa y siete años después de llegar al grupo escultórico que corona el edificio de la Junta General del Principado, las dos estatuas han comenzado un pequeño descanso de seis meses. Tiempo suficiente para curar las heridas causadas por el tiempo y recuperar la salud pétrea necesaria para seguir con sus funciones de vigía, al menos, noventa y siete años más.

Esculpidas de 1911 a 1913, las dos figuras y el resto del conjunto escultórico están ahora en manos de un equipo de «cirujanos» capaz de devolverles su esplendor original. Un grupo de rehabilitadores, químicos, petrólogos o historiadores dirigido por los restauradores Jesús Puras y Jesús Mendoza -responsables respectivamente del proyecto y de su ejecución- y el arquitecto Javier Felgueroso.

Con un presupuesto de 175.351 euros y un plazo de ejecución de seis meses, la intervención real comenzó, según Puras, en 2007. Ese año, «los técnicos del equipo de mantenimiento de la Junta detectaron grietas y fisuras en el grupo», explica el restaurador.

La presidenta de la Junta, María Jesús Álvarez, preocupada por un posible desprendimiento de parte de la obra, encargó un informe sobre el estado de conservación de las piezas. El resultado fue preocupante: las armaduras que sostienen la piedra habían aumentado de volumen y, al crecer, reventaban la piedra que las recubre. Había que intervenir.

Los restauradores trabajan desde un andamio tan alto como el edificio de la Junta y que cubre el grupo escultórico en su totalidad. Ayer, Marta Santos y Leticia Rodríguez se ocupaban de la limpieza, a bisturí, de las dos estatuas, esculpidas en «piedra de Monóvar», una caliza de color claro. El propio Hevia las revistió con un material -silicato cálcico- capaz de igualar la tonalidad de la piedra con el gris del edificio neoclásico actual, situado en el solar del antiguo convento de San Francisco. Después las fijó a él con «piedra artificial de la época», señala Puras.

Desde entonces, las dos figuras, el escudo de Asturias y los motivos vegetales que componen el grupo escultórico han sufrido intervenciones de distinta suerte. Según el equipo que coordina los trabajos, el intento de restauración llevado a cabo en los años 70 del siglo XX es la causa de sus problemas hoy. «Las roturas y las grietas se rellenaron con mortero industrial», explica Mendoza, «y se instalaron armaduras de acero que se han oxidado». Las originales de Hevia son «de bronce o aluminio», apunta Puras. Inoxidables.

Sobre esta base, continúa el restaurador, la intervención realizada en los años 90 sólo contribuyó a empeorar el problema. «El grupo escultórico se revistió de una capa sintética que no permite que el materias transpire», explica Puras, «y el agua que entra ya no puede salir». Con menso de un mes de trabajo, algunas zonas de las estatuas muestran ya su roca original, sin los tres revestimientos añadidos con los años.

Según Felgueroso, el objetivo «principal» de esta obra es «salvaguardar la seguridad y evitar posibles desprendimientos». Que el brazo de la Industria -una de las zonas en peor estado-, que sostiene un gran engranaje, no termine sobre la cabeza de alguno de los parlamentarios. «Desde abajo se ve muy bien», sigue el arquitecto, «pero desde arriba siempre está peor de lo que pensamos; es una intervención más que justificada», sentencia. Más de 175.000 euros para rehabilitar un grupo escultórico que, en la segunda década del siglo XX, costó la friolera de «13.000 pesetas»

Tras la limpieza, el equipo de «cirujanos» tratará de consolidar todos los elementos que componen el conjunto de Hevia. Algunos elementos recuperarán la «concepción original» del escultor, adelanta Puras, y en poco más de un mes ya se han encontrado con alguna sorpresa. Entre ellas, la «ligera entonación cromática» con la que Hevia coloreó las hojas de roble y laurel sobre las que reposan el escudo del Principado, la Industria y la Historia. Dentro de poco más de cinco meses, cuando terminen los trabajos y el andamio desaparezca de la Junta General, las dos figuras creadas por Hevia recuperarán sus funciones como vigías legislativas de la ciudad.