Ángel FIDALGO

Julio Bienert, «Julius», se formó como cocinero de la mano de Karlos Arguiñano. En 2006 descubre el mundo de la televisión por casualidad y, desde entonces, triunfa con el programa «22 minutos» de Canal Cocina. Ayer estuvo en Oviedo para asistir al Campeonato Nacional de jóvenes pasteleros, que se falla hoy y del que saldrá el que represente a España en el Campeonato Internacional.

-Logró lo que para muchos era imposible, introducir a los jóvenes en el mundo de la cocina.

-Conecto bien con los jóvenes porque yo también lo soy. Además, llevo toda la vida dando vueltas por España conociendo diferentes culturas gastronómicas y en todos esos viajes he aprendido a conectar con los gustos que tiene la juventud. Poco a poco fui experimentando, haciendo recetas tradicionales y otras novedosas, mezclándolas para adaptarlas a sus gustos.

-¿Jugar con el tiempo es otra de las claves del éxito?

-A ninguno nos apetece perder tiempo en la cocina, como hacían nuestras madres y abuelas; busco la rapidez y la facilidad, utilizando productos buenos ya elaborados, para, dándoles una vuelta, crear un nuevo plato añadiéndoles distintos ingredientes, como mucho en 20 minutos.

-Cocinar para relajarse, incluso cuando llegamos cansados a casa. ¿Una buena terapia?

-Para mí, que vivo en Madrid, lo que es muy estresante, la cocina es un relax después de un día de mucho trabajo. Cuando llego a casa pongo algo de música, desde clásica hasta rock duro, depende del estado de ánimo, abro una cervecita y empiezo a pensar qué preparo para cenar. Entre la música y la cocina creas tu propia obra de arte, que luego acaba en el mejor sitio, en el paladar y en el estómago. Un trabajo más, pero para descansar con la cocina. Algunos llegan a casa y enchufan el televisor; yo, la vitrocerámica.

-Platos rápidos y baratos.

-Como el perfil es gente joven y, por lo tanto, mileurista, procuro adaptarlos a su bolsillo, aunque también ven el programa amas de casa, sobre todo jóvenes.

-Pero cocina a su bola...

-Cocino para mi gusto, pero siempre aviso de que no doy recetas, sino ideas, con lo cual cada uno las puede modificar a su gusto.

-¿Qué aporta un certamen como éste a Oviedo?

-Es un motivo para darle una imagen diferente a lo que es esta ciudad, que es antigua al tiempo que moderna. Que sea la sede de un concurso como éste, de donde saldrá el que represente de España en el Campeonato Internacional ya dice mucho de la ciudad.

-¿Cómo valora la gastronomía de Oviedo?

-Partiendo de que mi plato favorito es la fabada y que me encantan los quesos, creo que ya lo digo todo. Además, hay una materia prima de primerísima calidad, que se trata muy bien, realzando sus sabores.

-¿Y a nivel nacional?

-No diré que la primera, porque en toda España creo que tenemos la mejor del mundo, pero está entre las primeras con diferencia.

-Oviedo aspira a ser capital cultural europea en 2016. ¿Qué papel juega la gastronomía?

-La gastronomía claro que es cultura y, por lo tanto, también suma, y además seguro que hace que la gente se desplace a Oviedo. Yo siempre he luchado para fomentar la cultura gastronómica entre la juventud, porque la tendencia es hacia la comida rápida.

-¿Qué se puede hacer?

-Mis recetas las hago de calidad. Entre los jóvenes la cultura gastronómica se está recuperando, no sólo por mí, también por cocineros más grandes que yo. Ayudamos a que no se pierda porque las futuras generaciones serán las que nos sustituyan. Cada vez más hay niños que dicen a sus padres que no los lleven a un burguer ni a una pizzería, sino a un bar donde pongan pinchos buenos. En esto los padres juegan un papel muy importante.

-Los niños en un bar no siempre eran bien vistos.

-Pero la ley antitabaco, que yo no estoy ni a favor ni en contra, consiguió que puedan disfrutar de un buen pincho.

-¿En España, después de tantos cocineros de referencia y tantas estrellas Michelin, cómo ve la gastronomía?

-En España a algunas cosas les damos mucho bombo, como el Mundial de fútbol, pero cuando Adrià fue nombrado el mejor cocinero del mundo, nada. Recuerdo un proverbio chino que dice que hay que saber lo sabio que es el hombre por lo que come. Resumiendo: tenemos los mejores cocineros del mundo para mi gusto.