D. O.

Las amigas de Johana Elisabeth Toaza no tenían muy buen concepto de su presunto asesino, J. G. M. C., un joven con el que había terminado hace poco una relación sentimental que ahora estaban intentando retomar. «El sábado pasado me lo dijo: yo soy un hijo de puta y quien me la hace me la paga». Lo contó ayer, entre lágrimas, una amiga de la fallecida, la última que la vio con vida cuando abandonó de madrugada el bar de la plaza de Teijeiro con el hombre que ha sido detenido como presunto autor del crimen.

Los vecinos aseguran que nunca habían escuchado broncas en el piso de la fallecida.

En el lugar de trabajo del joven le describían ayer como un chico «muy tranquilo» que nunca se había metido en líos, y que trataba muy bien a los clientes. Una compañera de trabajo estuvo la noche del lunes con el joven en la sidrería en la que trabajaba desde hace ocho meses. «Lo había dejado con esa chica», en alusión a la fallecida, «tenía otra pareja, pero ella le perseguía, le llamaba y le mandaba mensajes», relataba la compañera mientras decía: «Seguro que no ha sido él». J.G.M. no llegó ayer a trabajar a mediodía.