Vicerrector de Investigación de la Universidad de Oviedo

Pablo GALLEGO

La Química Física avanzada -«QuiFi», en el argot de los alumnos de Química- es el terreno en el que se mueve Santiago García Granda (Verdicio, 1955). Catedrático a los 50 años de la misma Facultad en la que se licenció, y vicerrector de Investigación bajo el gobierno universitario de Vicente Gotor, la cabeza de García Granda diseña el futuro científico de la Universidad de Oviedo y de los dos «clusters» del Campus de Excelencia. Entre proyectos y contratos de I+D con empresas o administraciones, publicaciones, docencia, estancias en el extranjero, comunicaciones en congresos, reuniones científicas, la dirección de 12 tesis doctorales -y varias en curso- y la participación en reuniones internacionales, su currículum suma la nada desdeñable cifra de 135 páginas. «No sólo el rector da clase», afirma.

-La Universidad acaba de lograr 3 millones de euros del Ministerio de Ciencia en préstamos a través de la convocatoria «Innocampus». ¿Darán para algo?

-Esos tres millones de euros traerán una fuerte inversión en equipamiento que va a beneficiar a muchos grupos de investigación relacionados con los «clusters», como los que trabajan en temas de ingeniería eólica y de túneles de viento. También para los equipos de medio ambiente, donde tenemos investigadores de referencia como Heather Stoll, y para el desarrollo y ubicación de la Escuela Internacional de Doctorado.

-Habían pedido 4 millones.

-Eso fue lo máximo que el Principado nos permitió endeudarnos, porque esto son préstamos. Tenemos que invertirlo entre lo que queda de 2010, nada, y antes de que termine el 2011, así que nos vienen muy bien para seguir con nuestros planes.

-¿Cómo cree que van a afectar a la Universidad de Oviedo los recortes en el Ministerio de Ciencia?

-Esperamos que la incidencia en la financiación sea leve. Vengo de una reunión en la que nos aseguraron que la reducción va a ser pequeña, sobre el 3,5 por ciento en el global, que incluye la inversión en I+D. En lo que corresponde al Ministerio de Ciencia e Innovación la bajada va a ser del orden del 1,3 o 1,6 por ciento, por lo que no debería afectarnos demasiado. De todas formas, aún no sabemos qué programas nuevos habrá o cuáles habrá que parar.

-¿Qué pueden hacer las universidades para paliar los efectos de la crisis en la investigación?

-Necesitamos crear nuevas estructuras de colaboración. De cara al nuevo plan de Ciencia, Tecnología e Investigación del Principado vamos a incidir en que las ayudas sean competitivas y en que se favorezca la cofinanciación. Tenemos que ir de la mano de las empresas.

-¿Cuál es el camino?

-Básicamente, proyectos de colaboración subcontratados a la Universidad a través del fondo tecnológico, del que prácticamente sólo se aprovecha el 4 por ciento. Es donde tienen su punto más débil. Si aprovechásemos ese fondo tecnológico, nuestra Universidad podría investigar con unos recursos muy superiores al descenso de la inversión empresarial directa o a los recortes del Ministerio.

-El consejero de Educación y Ciencia del Principado, Herminio Sastre, asegura que el próximo ejercicio el Gobierno va a «dinamizar» 500 millones de euros en programas de investigación, desarrollo e innovación (I+D+i). ¿Cuánto de ese dinero puede ir a parar a la Universidad?

-A la hora de competir por esos recursos nos encontramos con que las empresas, para mejorar sus condiciones de producción o sus patentes, y los centros tecnológicos se llevan dinero de forma directa. En la discusión del nuevo plan siempre he abogado por que el dinero no venga con nombre. No queremos que se financie nada directamente, ni siquiera a la Universidad, sino que los fondos sean competitivos, que se los lleve el mejor, y parece que va a ser así. Todos podremos ir a por todos los fondos, y nosotros lo haremos de la mano con las empresas.

-¿A través de qué fórmula?

-Tenemos que crear las estructuras recogidas en el Campus de Excelencia: agrupaciones que incluyan a las empresas, además de a los grupos de investigación de la Universidad. Todo el dinero que el Principado ponga en juego con el nuevo plan será beneficioso para la Universidad. La previsión es hacer entre el 60 y el 80 por ciento de la investigación que se desarrolla en Asturias, incluyendo la innovación. Preferimos pelear por todo el pastel, no conformarnos con una ayuda directa.

-¿Cómo se plantea el presupuesto de la Universidad de Oviedo para 2011?

-Paco vendrá con alguna rebaja (ríe). Esperamos que el recorte no sea superior al 5 por ciento y que el dinero para investigación se mantenga, aunque nunca se sabe.

-¿Qué pesa más a la hora de priorizar el gasto?

-Es fundamental mantener los recursos humanos, y la inversión en instalaciones de servicios de apoyo a la investigación. También necesitamos captar más «Ramones y Cajal», doctores que se incorporan al sistema. Estamos consiguiendo 4 o 5 por año en las áreas más potentes, pero tenemos que atraerlos también en las Ingenierías y las Humanidades, para que tiren de nuevas líneas de investigación.

-¿Y qué pasa con la incorporación de doctores a las empresas para favorecer la transferencia de conocimiento?

-A través del presupuesto del Campus de Excelencia queremos favorecer esa colaboración, pero también obtener algún tipo de retorno. Nosotros no estamos aquí para financiar a las empresas.

-Según el último Ranking Internacional de Instituciones de Investigación, la Universidad de Oviedo investiga mucho pero sus estudios tienen poco impacto. ¿Cuál es el estado de salud de la ciencia en Asturias?

-No es muy diferente del resto de España. El porcentaje de profesores que se dedican a la investigación es todavía bajo, inferior al 50 por ciento, sobre todo en Humanidades. Afortunadamente se está dando un relevo generacional, y el Campus de Excelencia ayuda.

-Algunos profesores han expresado su malestar por lo que consideran un avance «demasiado lento» de los proyectos vinculados a la Excelencia y los «clusters».

-En el Campus de Excelencia parece que va todo excesivamente lento, pero es que a lo mejor queremos ir demasiado rápido. El Campus lo concedieron hace un año, y los préstamos nos los dieron en junio, que es cuando realmente pudimos empezar a trabajar. Hay que mandar un mensaje de tranquilidad tanto al Principado, que está muy pendiente de los resultados de su inversión, como a las empresas y a los universitarios.

-¿Ve posible que las universidades distinguidas con el sello de Excelencia cumplan los objetivos de la Estrategia 2015 y entren en los primeros cien puestos del ranking?

-En 2015 estoy seguro de que entrará alguna, seguramente universidades de Madrid o Barcelona.

-¿Cuál es el objetivo de la de Oviedo entonces?

-Hacer una agregación regional mayor. Cantabria tiene objetivos similares a los nuestros y podría ayudarnos a construir un campus mucho más amplio. También León, que no tiene campus, o la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), a través de su campus virtual. La cornisa cantábrica podría ser un gran campus en el área de energía, llegando incluso a universidades francesas y portuguesas, con las que tenemos buena relación.

-¿Hay que descartar ya la idea de la «fuga de cerebros»?

-No tenemos que pensar que los cerebros que necesitamos aquí son los asturianos. Es cierto que hay una cuestión de identidad por la que a la gente le gusta estar aquí, están enraizados, contentos, viven bien y por tanto trabajan mejor. Pero tenemos que empezar a pensar que tenemos que traer gente y cerebros nuevos, captar talentos.

-¿Y las vocaciones científicas?

-Para eso hay que empezar por edades tempranas. Los campamentos de verano fueron una idea fabulosa, y la labor de los decanos a la hora de fomentar la elección de carreras científicas se ha demostrado en las cifras de matrícula. Y en las facultades hay que acercar a los alumnos a los grupos de investigación. Es importante que vivan en el laboratorio y estén en contacto con los científicos de referencia, para que tengan un espejo en el que mirarse. Por desgracia, la realidad de las clases es distinta y los medios con los que contamos no se parecen a los de un laboratorio de investigación.

«Esperamos que en el presupuesto de la Universidad para 2011 el recorte respecto al de este año no sea superior al 5 por ciento y que el dinero para investigación se mantenga, aunque nunca se sabe»

«Necesitamos una mayor agregación regional, la cornisa cantábrica podría ser un gran campus de energía»