L. S. NAVEROS

El Colegio Público de La Ería tiene casi 600 alumnos y un patio cubierto construido en 2003 que retumba cuando juegan o hacen deporte. Desde que se construyó la cubierta, los vecinos de los edificios colindantes comenzaron a quejarse de los ruidos que generaba la instalación. Este curso, el caso ha llegado a los tribunales. Los vecinos han llegado a pedir como medida cautelar la clausura del patio cubierto y, ante el procedimiento judicial, el Ayuntamiento ha ordenado el cierre de todas las instalaciones del colegio a partir de las seis de la tarde, restringiendo en este horario la actividad extraescolar y llevando a otros centros a los equipos deportivos que solían utilizar las instalaciones del Colegio de La Ería, el club Oviedo Booling y el Club Deportivo Básico Astur.

Los vecinos reclaman además a la dirección del centro que reduzca el ruido durante las horas lectivas, lo que el colegio considera imposible. «En este colegio no se produce más ruido que el necesario para el desarrollo de la actividad docente y las imprescindibles labores de mantenimiento», asegura el director, Eduardo Fuente del Río. Entre las peticiones de los residentes está, además del precinto cautelar de la pista cubierta, que se prohíba la utilización de balones y silbatos, así como de aparatos de megafonía.

«Los silbatos son los que usan los profesores de Educación Física, el ruido de balones, el que puedan hacer los veinticinco niños de cada curso en clase de gimnasia, y la megafonía, la que se utiliza en las cuatro fiestas que celebramos, todas en horario de mañana: el «Día de la paz», el amagüestu, el Carnaval y el fin de curso, que también incluye algo de música y animación por la tarde», señaló el equipo docente del colegio.

La concejala de Educación, Isabel Pérez-Espinosa, reclama «cordura» para resolver el problema. «Se trata de un colegio y, por tanto, es inevitable el ruido, como el que se produce en cualquier centro escolar», reflexiona Pérez-Espinosa, que asegura que el Ayuntamiento decidió restringir las actividades extraescolares «como medida preventiva, después de que uno de los vecinos interpusiera un recurso contencioso-administrativo que fue admitido a trámite». La concejala insiste en que «no hemos pedido que se haga ninguna restricción en horario lectivo, entendemos que se trata de un colegio y que el ruido que produce es inevitable». Pérez-Espinosa añade que el problema se arrastra desde hace años y que se aumentó la vigilancia en horario nocturno. Por su parte, el portavoz de ASCIZ, Roberto Sánchez Ramos, critica la decisión municipal de restringir la actividad extraescolar, porque «empobrece» la actividad educativa de los alumnos.