Cuando Beethoven compuso sus magníficas nueve sinfonías «se enfurecía» porque no podía escribir todas las notas que él quería. Los instrumentos de finales del siglo XVIII y principios del XIX no daban para tanto. Así que tuvo que llegar Richard Wagner para iniciar, a mediados del XIX, un camino de actualización que ahora ha concluido el director italiano Aldo Ceccato. El maestro lo explica en su libro «Beethoven duemila», que ayer presentó en el Conservatorio de Música.

Ceccato ha concluido una labor que inició Wagner y continuó Mahler. El camino lo emprendió Wagner, que conoció al genio de Bonn con 14 años. Más tarde, con 32 años, en 1845, en Londres, hace una ejecución total de las 9 sinfonías de Beethoven en una sesión que ha pasado a la historia de la música.

A partir de ese momento Wagner «empezó a corregir las partituras de las sinfonías», pero no lo hizo de manera sistemática. Al trabajo del autor de la tetralogía épica del «Anillo del Nibelungo» se sumó más tarde el de Gustav Mahler, pero tampoco llegó a cerrar el círculo.

Ceccato, que en muchas ocasiones ha ejecutado el corpus sinfónico de Beethoven, ha querido terminar el trabajo. «Es el resultado de 50 años de experiencia», resumió ayer en el auditorio del Conservatorio. La idea es sencilla: escribir las notas que a Beethoven le gustaría haber puesto en sus partituras y no pudo porque eran imposibles de reproducir.

El maestro italiano explicó que los instrumentos antiguos «tenían una extensión muy limitada, especialmente los metales», y se sirvió del profesor José Rodrigo para ponerle sonido a lo que explicaba. La trompa fue el instrumento elegido. El profesor del conservatorio subió al estrado con un instrumento natural afinado en fa y se pudo ver, mejor escuchar, que tenía importantes limitaciones. «Desde que se introdujeron los pistones, con la trompa se puede hacer toda una escena cromática», apostilló Ceccato.

El renovador de Beethoven se siente legitimado para revisar las nueve sinfonías, «porque Beethoven se enojaba muchísimo, fue un revolucionario de la música pero no pudo hacer lo que quería», apuntó. Ceccato recomendó a los asistentes leer las cartas del músico alemán, «en las que se aprecia ese sufrimiento».

Los asistentes disfrutaron de las explicaciones de Ceccato, pero también de las demostraciones.

Pero todos se quedaron sin la posibilidad de adquirir el libro del maestro, publicado en inglés, alemán, español e italiano, porque la edición se ha agotado y hasta que se reponga es imposible encontrarlo en las librerías.