L. S. NAVEROS

Tres años después de desatada la crisis económica, y cuando en muchas ciudades españolas comienza a haber un éxodo de inmigrantes que retornan a sus países de origen, los extranjeros afincados en Oviedo resisten la marea, aunque algunos aseguran que no saben durante cuánto tiempo más podrán seguir soportando las adversas condiciones del mercado de trabajo.

Según los últimos datos actualizados del padrón municipal de habitantes, en Oviedo no sólo no ha bajado el número de extranjeros dados de alta, sino que se ha incrementado, y ya alcanza las 16.590 personas.

En el último ejercicio cerrado, 2010, se dieron de alta 231 extranjeros, y en los últimos tres años, cuando ya se hicieron evidentes las dificultades económicas, se empadronaron en la ciudad 2.756 personas.

Con la vista puesta en el largo plazo se aprecia más el espectacular aumento de la población inmigrante en la ciudad, uno de los factores en los que se apoya el fuerte crecimiento demográfico de Oviedo en los últimos años. Según los datos del servicio de Estadística del Ayuntamiento de Oviedo, que gestiona el concejal Iván de Santiago, en 1996, hace quince años, sólo había censados en la capital 1.129 extranjeros. Hasta el año 1999, la cifra de inmigrantes en Oviedo se mantuvo por debajo de las 2.000 personas. Es en la década siguiente cuando el fenómeno de la inmigración se expresó con toda su fuerza en la ciudad, con la llegada en esos años de 13.296 ciudadanos. El incremento anual osciló entre mil y dos mil personas, atraídas por el fenómeno de la construcción. Ahora, la dirección es la opuesta.

En la actualidad, el colectivo de extranjeros más numeroso en la ciudad procede de Rumanía, con 2.451 personas, con un número similar de mujeres y de hombres. No ocurre lo mismo en otras nacionalidades, donde hay una mayor presencia de mujeres o de hombres, según las costumbres de cada cultura. Hay colectivos en los que la emigración se da sobre todo entre las mujeres, que posteriormente traen a familiares del otro sexo. Es el caso de varios países latinoamericanos, donde es la mujer la que emigra para buscar un futuro mejor y, posteriormente, trae a otros familiares. Así ocurre, por ejemplo, entre los extranjeros procedentes de Brasil o Paraguay. En Oviedo hay censadas 806 brasileñas, frente a 329 brasileños, y 806 paraguayas, mientras que hay empadronados 390 compatriotas del otro sexo.

En el extremo opuesto están los originarios de Senegal, con una abrumadora mayoría de hombres: hay empadronados 892 senegaleses y sólo 49 senegalesas.

Según los últimos datos disponibles en el servicio municipal de Estadística, aún no aprobados oficialmente, la capital asturiana cerró diciembre del año pasado con 226.197 habitantes, 1.042 personas más que en diciembre del año anterior. La población ha ido creciendo en Oviedo desde el año 2000, después de algunos ligeros retrocesos en los últimos años de la década de los noventa. En 2001, Oviedo tenía 201.005 habitantes.

Este impulso demográfico, que se mantuvo en el último año, va acercando Oviedo a Gijón, que se mantiene a la cabeza de la población en Asturias, con 277.198 personas censadas, según los últimos datos oficiales. La ciudad costera perdió en el último ejercicio aprobado 356 habitantes.