Víctor Puig es especialista en cosas como el «neuromarketing», la ciencia que trata de buscar los mecanismos emocionales que afectan directamente al consumo. Especialista en el posicionamiento en internet, ayer ofreció en el Aula Magna de la Universidad de Oviedo la conferencia inaugural del proyecto «Trabajadores 3.0» de la Fundación Asturias de UGT.

-Habla del impacto social de las redes sociales. ¿El mundo digital afecta al mundo físico?

-Lo que ocurre en el mundo digital tiene un impacto directo en el mundo físico porque de hecho es un solo espacio; con pautas de comunicación que pueden variar un poco y con herramientas diferentes, pero lo que pasa en un lado afecta al otro.

-Y sucede también que, cada vez más, pequeñas cosas se amplifican de forma muy rápida y muy intensa.

-Pero el ámbito de ese impacto es mucho más grande en función de quienes seamos. Un ciudadano normal y corriente muy gorda la tendría que liar para que tuviera un impacto muy grande en internet, pero alguien famoso es más sensible a que algo que diga tenga una gran repercusión. Lo mismo que dijo Bisbal [comentarios desafortunados sobre Egipto] o Vigalondo [una broma sobre los judíos] si lo dice alguien que no fuera un cantante o un director no hubiera tenido el mismo impacto. Pero eso no quiere decir que le tengamos que tener miedo, lo que tenemos es que comprender cómo funciona y utilizarlo a nuestro favor.

-Hay muchas bondades, pero ¿se habla más del lado negativo de la red?

-Soy periodista y comprendo que en los medios de comunicación la noticia sea el uso más tergiversado, porque la normalidad no es noticia. Pero aunque pueda dar la impresión de que internet es una cueva de piratas y de gente que hace cosas raras con fotografías de niños, la realidad de internet no deja de ser el reflejo de la sociedad, con sus cosas buenas y malas. Se trata de utilizar la herramienta con responsabilidad y con un mínimo de madurez, pero no es diferente a ninguna herramienta. Alguien con un teléfono también podría meterse en muchos líos.

-¿Internet nos cambiará también como especie o, al menos, como ciudadanos?

-No soy sociólogo ni biólogo, pero Manuel Castells dijo hace poco que alguien que usa redes sociales cada día ya no es como antes. Y parece fácil intuir que a medida que se tiene más acceso a más información cambian muchas pautas de comportamiento y de consumo. Cambia el ver la televisión con un ordenador delante o poder compartir cualquier idea de una forma fácil e inmediata con miles de personas o cambia cómo se percibe qué consumo interesa más o menos porque tenemos acceso a muchas más cosas que las campañas de marketing, también a miles de consumidores que opinan de qué funciona bien y qué mal.

-¿Y adónde nos lleva todo eso?

-Sólo a mejores sitios. Y quizá la prueba sean las recientes revueltas que se están produciendo en sociedades que no han tenido fácil coordinarse entre ellas o acceder a mucha información. Ahí no es sólo internet, también la televisión por satélite aporta una buena explicación de lo que está sucediendo.

-Y también los móviles inteligentes en países donde tener ordenador es complicado.

-Y donde las redes telemáticas tampoco son como las de aquí. Por un lado el 28,7 por ciento de la población está ya conectado a internet. Pero en África o la India el teléfono móvil es muy importante y en muchos mercados africanos la banca por móvil supera a la de internet, entre otras cosas porque allí no tienen un cajero en cada esquina. Puede ser muy interesante ver cómo evolucionan estas sociedades en la medida en que sus ciudadanos tengan un acceso a la información que no pase por la censura del Estado.

-A menos que los estados le pongan límites. ¿Puede desaparecer internet tal y como hoy lo conocemos?

-Mi impresión es que es imposible poder echar marcha atrás. Y es bueno que sea imposible. Un Estado difícilmente podrá cerrar el acceso a internet a sus ciudadanos porque internet no entiende de fronteras. El Gobierno chino está poniendo ciertas restricciones y aun así hay maneras de saltárselo. Si la potencia militar y económica emergente está teniendo serias dificultades para restringir el acceso a internet, entonces quién podría restringirlo.

-¿Cómo contempla la polémica española sobre derechos de autor y descargas?

-Tiene mucho que ver con los cambios en las pautas de consumo y las restricciones de las que hablábamos. De qué sirve que en España no se permita que haya unos contenidos en determinados servidores si pueden estar en servidores de otros países. Y de qué sirve que una industria quiera proteger unas pautas de consumo si esas pautas hoy son diferentes. De la misma forma que puede ser un escaparate para el talento emergente, internet también puede suponer un riesgo para escritores o artistas consolidados que venían ganando su salario en un modelo de consumo que se ha demostrado caduco.

-En síntesis, las redes sociales digitales son...

-Otro ejemplo de la necesidad de la especie humana de compartir conocimientos y de estar en grupo. Hay que enfrentarse a los miedos y superarlos, porque estas herramientas pueden ayudarnos a todos a ser mejores, más formados y más socializados. Como vi en un grafiti en Lisboa: «Algo bueno va a suceder, los optimistas están muy cerca».