Elena FERNÁNDEZ-PELLO

El pregonero de las fiestas de la Balesquida, el médico Adolfo Barhe Aza, animó ayer a los miembros de la Sociedad Protectora de la Balesquida a estudiar «la posibilidad de nombrar presidentes de honor a los Príncipes de Asturias». El dermatólogo, que presidió UCD (Unión de Centro Democrática), fue concejal en Oviedo y vicepresidente de la Junta General del Principado, anunció el inicio de los festejos con un discurso emotivo, plagado de citas de cronistas e historiadores, de reflexiones y de una profunda admiración a la capital asturiana. «Oviedo es una ciudad para recordar, una ciudad repleta que renueva cada día su encanto», proclamó, y a propósito de la vinculación con la Familia Real y el origen de la Princesa Letizia, formuló la citada propuesta.

El pregón congregó en el teatro Filarmónica a un numeroso público. El vicesecretario de la Sociedad Protectora, Alberto Polledo, presentó la de la Balesquida como «la fiesta por antonomasia de todos los carbayones de bien» y dio paso a su pregonero, lenense de nacimiento que eligió Oviedo para vivir. Refirió algunas anécdotas jocosas, como la prohibición que le impuso Luis Riera, siendo uno alcalde y el otro concejal, de no comer helados de turrón de Verdú antes de los plenos del Ayuntamiento, razón por la que Barthe solía demorarse, llegar con la sesión ya empezada y confundir a los compañeros de Corporación en sus votaciones.

La capital del Principado es, para el pregonero de esta Balesquida, «un auténtico bálsamo» y, añadió, «el paseo es el mejor sedante», así que, concluyó, «Oviedo es una ciudad saludable». Por otro lado, destacó que el Martes de Campo constituye «una jornada de convivencia y confraternización cristiana».

El dermatólogo introdujo algunas reflexiones personales en su discurso. «Hoy más que nunca el ovetense se siente orgulloso de su ciudad», dijo, y más tarde lamentó «el incremento de la laicidad en nuestra sociedad, sin que los gobiernos tomen las medidas necesarias», para asegurar la pervivencia de instituciones como la Cofradía y la Sociedad de la Balesquida, de hondas raíces cristianas. Barthe Aza terminó con un recuerdo a Francisco Blanco, presidente de la cofradía recientemente fallecido.

Junto a Barthe Aza y Polledo estuvo, durante el pregón, el fiscal de la cofradía, Pedro Pérez Escotet, y al acabar el grupo «Xistras» ofreció un concierto de música antigua.

Los cultos de la Balesquida comienzan hoy, a las siete y media de la tarde, con la procesión de traslado de la imagen de Nuestra Señora de la Esperanza desde la capilla de la cofradía hasta la iglesia de San Tirso, un recorrido que estará acompañado por la Banda de Gaitas «Xaranda».