E. VÉLEZ

Pablo García tiene una contractura cervical y una lesión lumbar a consecuencia de un choque contra cuatro jabalíes en la autovía Oviedo-La Espina, «a la altura del cruce de Trubia». Este vecino de Grado de 40 años y obrero de la construcción, permanece de baja desde entonces, a la espera de que el perito de su aseguradora valore los daños del coche. El caso de García engrosa la lista de accidentes por atropello de jabalí en las carreteras asturianas que, según el presidente de la Asociación de Empresas Cinegéticas y miembro del Consejo de Caza, José Manuel Rancaño, «es cada vez mayor. Sólo el año pasado hubo más de setecientos de impactos de este tipo en el Principado».

La autovía de Oviedo a la Espina, a su paso por Trubia, y la carretera del monte Naranco son los lugar del concejo de Oviedo donde más atropellos de jabalíes se producen, según Rancaño. «En la "Y" también hay accidentes porque hay fallos en el cierre de la autopista y los animales pasan por allí. La Autovía Minera tampoco se libra de la presencia de los jabalíes por el mismo motivo», explica el miembro del consejo de caza.

El vehículo de Álvarez sufrió importantes desperfectos. «La parte frontal está completamente destrozada, así que calculo que el precio del arreglo será alto», comenta el vecino de Grado. Rancaño explica que, según la ley sobre Responsabilidad Civil, la reparación del vehículo por atropello de jabalíes corre a cargo del conductor en caso de imprudencia; de lo contrario, será la Administración correspondiente o el coto al que pertenezcan los animales, los que paguen el arreglo. Para Rancaño, «el tema es muy controvertido porque, aunque una carretera pertenezca al Ministerio de Fomento, el juez puede determinar que pague el coto, y al final, se debe ir a juicio. Desde la Unión Nacional de Asociaciones de Caza se está luchando por que sea el Consorcio de Compensación de Seguros el que pague los gastos de reparación por choque con jabalíes».

En los talleres mecánicos también se percibe un aumento en este tipo de atropellos. Según José Coto, dueño de un taller de reparación, «en una semana solemos atender tres o cuatro casos de accidente por animal. El jabalí destroza toda la defensa del coche y, a veces, la mecánica. Hablamos de los faros, los radiadores y las ruedas del coche. En una ocasión un cliente trajo una puerta completamente rajada. El jabalí lo había hecho con los colmillos. Era un animal enorme, de 125 kilos, y la reparación costó casi seis mil euros».

En el entorno del Naranco, los vecinos están acostumbrado a los jabalíes. María Teresa Álvarez, de Ules, cuenta que «campan por las noches a sus anchas y hasta tienen una ruta fija desde lo alto del monte hasta el parque Purificación Tomás. Deberían hacer pasos para los animales porque es muy peligroso ir en coche. Cualquier día pasará una desgracia».