Elena FERNÁNDEZ-PELLO

El arquitecto Francisco Pol, que diseñó el Palacio de Justicia de Llamaquique, considera que ampliar el edificio hacia el Centro Cívico puede ser «una buena idea». Pol, que dirige estos días en el Colegio Oficial de Arquitectos de Asturias el curso «Medio ambiente, paisaje y ciudad», destinado a profesionales, habla sobre el Palacio de Justicia que diseñó para Llamaquique, tan criticado, y atribuye sus disfunciones a que «se hizo en un momento de cambio de la Administración de Justicia». De su Palacio de Justicia comenta que «era un programa que imponía el Ministerio y el Ministerio es un cliente ultrarresponsable; los edificios judiciales son un patrón modelo de buena arquitectura pública». «Las necesidades de la Justicia crecen exponencialmente», señala Pol. El arquitecto no pasa por alto el hecho de que en Oviedo las dependencias judiciales andaban desperdigadas por toda la ciudad y el Palacio acabó, en parte, con esa dispersión. Aunque no tiene noticia de la propuesta de la propiedad del Centro Cívico para ampliar en él la sede judicial de Llamaquique, considera que puede ser una buena idea. «El Centro Cívico distorsiona los dos edificios potentes, que son el Palacio de Justicia y el Edificio de Servicios Múltiples. No estaría mal que se reconvirtiera en un gran centro institucional», reflexiona. Eso sí, recomienda «huir de espacios administrativos que se quedan vacíos cuando los funcionarios se van» y dotarlos de actividad ciudadana, con espacios culturales o comerciales.

Pol también se pronuncia sobre la ampliación del Museo de Bellas Artes, a cuyo autor apoya sin condiciones. «Patxi Mangado todo lo hace bien. Es difícil decir eso, pero Mangado es uno de los arquitectos de los que se puede hacer», afirma. Para Pol, «hay que hacer nueva arquitectura de excelente calidad en los centros históricos, muy medida, controlada y justificada funcionalmente, se hace en casi todas las ciudades que son Patrimonio de la Humanidad», sostiene.