E. VÉLEZ

A la fecha fijada en uno de los parterres del Campo San Francisco, en el paseo de los Álamos, le faltaban ayer tres números o, lo que es lo mismo, le habían arrancado hojas. El calendario, hecho a base de tierra, hierba, plantas y gravilla blanca, sufrió un acto vandálico la noche del jueves y los operarios del Servicio de Parques y Jardines lo repararon a primera hora del viernes a la vez que actualizaban el número que indica el día.

«Los autores no sólo destrozaron todas las flores sino que también se dejaron aquí la bebida y pintaron una esvástica sobre la grava», explica José García, trabajador de la UTE (unión temporal de empresas) Absa-Perica, subcontratada por el Ayuntamiento para realizar labores de mantenimiento en los parques y jardines de la ciudad.

El montaje del calendario es sencillo. Con la ayuda de una plantilla los jardineros dibujan los números sobre el césped para, posteriormente, recortarlos y montarlos en una caja de hierro de 95 x 65 centímetros forrada de tierra y fácil de transportar. El proceso creativo de la fecha tiene lugar en un vivero del parque Purificación Tomás, por lo que los operarios trasladan diariamente los cajones hasta el parterre del Campo San Francisco. «En realidad, lo que hacemos es poner y quitar cajones para luego cubrirlos con gravilla hecha de marmolina blanca y conseguir así un resultado perfecto coronado con plantas de temporada», señala García, que asegura que «siempre tenemos preparados números de más por si las moscas, como así ha sido».

El destrozo de parterres en Oviedo no es una novedad. Según el jefe del Servicio de Parques y Jardines, Juan Carlos Menéndez, «hay hecha una estimación de cerca de 150 robos de plantas al año, eso sí, sin contar los de las jardineras, que son incalculables». Las 1.200 macetas de hierro de la ciudad son el objetivo diario de los ladrones amantes de la naturaleza. «Las flores están al alcance de la mano de la gente y en las calles Uría y Fruela, que tienen más de sesenta tiestos, es una auténtica locura», afirma Menéndez. En la actualidad, dan color a la ciudad los ciclámenes, unas plantas de exterior que, según el jefe del Servicio de Parques y Jardines, «no sé dan bien en casa, pero que algunos se empeñan en trasplantar al salón».

Los enemigos de los adornos florales ovetenses no sólo son los gamberros y los ladrones. Los perros ocupan un lugar destacado en la lista de destrozos. Para Menéndez, «muchas personas están concienciadas de vigilar a sus mascotas, pero un solo perro es capaz de acabar con el trabajo y el esfuerzo de muchas horas».

Los jardineros renuevan la decoración floral urbana dos veces al año, en primavera y en invierno, lo que suma un total de 80.000 plantas. Las zonas que requieren los cuidados de jardinería son la plaza de América, los jardines de Covadonga del Campo San Francisco, el entorno del estanque de los patos, la calle Toreno, la plaza del Carbayón, la plaza de la Escandalera, el Campillín, la losa de Renfe y las rotondas de las entradas de Oviedo. Sin embargo, a los cambios habituales de estación hay que sumar los adornos que requiere la celebración de los premios «Príncipe de Asturias», en octubre. «Es una época difícil porque apenas hay plantas en flor y debemos hacer montajes especiales para los alrededores del teatro Campoamor, con flores como los crisantemos», explica Menéndez.

El diseño de los parterres y la elección de todas las especies corren a cargo de Parques y Jardines. Según el jefe de este servicio municipal, no sólo hay que seguir criterios estéticos sino también «conocer el ciclo de cada vegetal e incluso las zonas soleadas y sombrías».

El primer cambio floral del año se realizó a primeros de mes y los parterres ovetenses están repletos de pensamientos.