Pablo GONZÁLEZ

M. M. M. B. ha sido condenado a tres años de cárcel por abusar sexualmente de manera reiterada y durante meses de una niña de 8 años, de la que era vecino en Grado. El hombre hacía regalos a la menor para que ésta no alertara a sus padres de la situación, e incluso llegó a darle dinero. Pero al final la pequeña acabó contándoselo todo a su abuela. Los abusos consistieron en tocamientos de los órganos sexuales de la menor y besos en la boca. El acusado llegó, según la sentencia, a desnudarse ante la niña para mostrarle sus órganos sexuales, y acercó a su boca y vagina su pene. La condena, que coincide con la petición realizada por la fiscalía del Principado, también incluye una orden que impide al acusado acercarse a 300 metros de la menor durante cuatro años y una indemnización por las secuelas de 12.000 euros.

Para que la menor consintiera los abusos, el pedófilo le explicaba que eran novios, y que debía guardar el secreto porque si no a él lo podrían meter en la cárcel. Al mismo tiempo, tal y como reza la sentencia del Juzgado de lo penal número 3 de Oviedo, M. M. M. B. «colmaba a la menor de regalos, incluso llegando a darle en ocasiones dinero». El auto judicial, que no es firme y puede ser recurrido ante la Audiencia Provincial de Oviedo, habla de que al menos en una ocasión el acusado le dio a la niña 20 euros.

Los hechos se produjeron en el período comprendido entre diciembre de 2008 y abril de 2009. El acusado aprovechó que era vecino y amigo de los padres de la menor para acercarse a ella sin levantar sospechas. Los encuentros se produjeron tanto en la casa del acusado como en una caravana propiedad de los padres de la niña.

La sentencia señala que «consta plenamente acreditado que el hoy acusado, con el propósito de satisfacer sus bajos instintos sexuales, no sólo realizó actos de provocación al sexo, exhibición de sus órganos sexuales a la menor, sino que llegó al contacto corporal directo mediante besos en la boca, tocamientos, rozamientos y otros actos lascivos que la menor explicó dentro de la limitación propia de su corta edad».

Durante la vista, la menor explicó que cuando se quedaba a solas con su agresor éste le daba besos en la boca y le decía «¡soy tu novio!». También relató que le tocaba por la zona del pecho y por debajo de la ropa en sus partes. La niña también aseguró que llegó a ver desnudo al acusado y que éste le quitó las bragas. Incluso explicó que su vecino le acercó el pene a la boca y a sus partes. La familia de la menor comenzó a sospechar de que algo no iba bien cuando los regalos del hombre a la niña se hicieron continuos. Fue entonces cuando la madre, tal y como explicó durante el juicio, comenzó a observar que su hija rechazaba cualquier tipo de contacto con el hombre. Al mismo tiempo, el rendimiento escolar de la pequeña cayó en picado. También su conducta cambió radicalmente. Entre otras cosas, la niña se resistía a desnudarse delante de su madre y se negaba a relacionarse con niños y adultos varones. Pero fue la abuela la que acabó dando la voz de alarma cuando la propia niña le confesó la situación que estaba viviendo.

Según los forenses que la atendieron, la menor está viviendo una situación de estrés postraumático producto de los abusos a los que fue sometida. El psicólogo forense corroboró la credibilidad del relato de la niña. En su informe explica que la exposición de los hechos realizada por la menor coincide con el patrón que siguen este tipo de abusos sexuales: acercamiento y reclutamiento de la víctima a través de regalos, y una vez cometidos los abusos presentarlos como un secreto para evitar que la víctima se lo cuente a terceras personas.

Por su parte, el acusado negó haber cometido los abusos. Pero en la sentencia se pone de manifiesto que el hombre «no ha logrado ofrecer una justificación a tales imputaciones». En el auto se resalta cómo en las primeras declaraciones que el acusado realizó en la fase de instrucción del caso, éste reconoció que hizo regalos a la niña y que llegó a darle 20 euros. Pero en la vista negó parte de estas afirmaciones, sobre todo los regalos en metálico.