Pablo GONZÁLEZ

«Era dinero de la prostitución, no de la droga». Éste fue uno de los argumentos esgrimidos por la defensa de E. L. L., un hombre nacido en 1969 que se enfrenta a seis años de cárcel por traficar con heroína en la plaza Primo de Rivera. El acusado, popularmente conocido como «Kike el del Astérix», fue sorprendido en su domicilio con 0,53 gramos de heroína y 6.065 euros, fraccionados en billetes pequeños, tras un registro realizado el 7 de mayo de 2009. La fiscalía y la Policía consideran que ese dinero proviene de la venta de heroína. Se le consideraba uno de los principales suministradores de los «camellos» del Campillín.

El juicio por este caso arrancó ayer en la Sección Segunda de la Audiencia. El acusado aseguró, durante su declaración, que la droga era para su consumo, dado que aseguró que era toxicómano, y que el dinero incautado por la Policía no era producto de la venta de droga, sino que una parte era suya y otra de su pareja. Su pareja, que como él cumple condena en Villabona por delitos similares, insistió en su declaración como testigo en que el dinero procedía de las pagas que el acusado había recibido durante otra etapa que pasó en prisión, de unas cantidades que les había dado su familia «para que pudiéramos volver a empezar», de sus trabajos esporádicos como camarera y de su actividad en el mundo de la prostitución.

«Era un dinero que teníamos por unos cursos que él había hecho en la cárcel, por una herencia de su abuela, un dinero que me había dado mi familia y de lo que yo había ahorrado haciendo extras de camarera y en la prostitución», afirmó durante el juicio la pareja del acusado. La defensa de E. L. L., ejercida por la letrada Alejandra Arenas, tachó las pruebas presentadas por la fiscalía de «insuficientes», ya que la detención de su defendido se produjo, según la Policía, porque en las cercanías de la plaza Primo de Rivera -el acusado vivía en uno de los pisos de la antigua estación de autobuses- había una gran afluencia de toxicómanos, «cuando sólo se incautó droga a uno de ellos». La letrada también subrayó que en registro del domicilio del acusado no se encontraron ni los utensilios típicos (balanzas de precisión, recortes de plástico...) ni sustancias para adulterar la droga. «Son meras conjeturas, sospechas y juicios de valor», sentenció Arenas.

La fiscalía redujo la petición inicial de cárcel, por un cambio en la legislación, de siete a seis años. Para el ministerio fiscal quedó acreditado que era un vendedor habitual de drogas. La pareja ya fue condenada, recientemente, a varios años de cárcel tras ser sorprendidos llegando de Madrid con un kilo de heroína. Y la mujer fue detenida a las puertas de Villabona con droga que iba a pasar a su marido en un «vis a vis».