E. VÉLEZ

El derrumbe de parte del canal de aguas residuales de la zona sur de la ciudad, en el subsuelo de Ventanielles, ha generado malestar entre los vecinos del barrio. Varios curiosos se agolpaban ayer junto a la calle Río Caudal, cortada al tráfico por la realización de los trabajos de reparación del colector, para interesarse por el avance de las obras. «El vecindario está con la mosca detrás de la oreja porque sabe que debajo hay agua y teme que afecte a las viviendas o se abra una zanja», señaló el conserje de uno de los edificios de Río Caudal, Benjamín Galán.

Los residentes del barrio temen que pueda repetirse un desalojo de viviendas similar al producido en 1998, cuando un bloque de la calle Río Orlé fue desalojado por la presencia de enormes grietas en las paredes y que, tras un largo proceso judicial, los tribunales apuntaron a una alteración del nivel freático de la zona como causa principal de las fisuras. Sin embargo, según el jefe del Servicio de Aguas y Saneamiento del Ayuntamiento, Gregorio Abril, la causa del derrumbe «no tiene nada que ver con lo sucedido por aquel entonces, ya que ahora se debe al arrastre interior de la mampostería de la canalización, y la reparación está en marcha».

Carmen Álvarez, una de las vecinas realojadas hace catorce años en Ventanielles, lo tiene claro: «Hasta que no vea un socavón en mitad de la calle con mis propios ojos no temeré por nada aunque, eso sí, el miedo es libre».