Pablo GONZÁLEZ

«Hasta el visitante más despistado adivina que el Banco Herrero ha sido muy importante en la historia de Oviedo». Así de rotundo se mostró ayer el alcalde, Agustín Iglesias Caunedo, durante la entrega del premio «Ovetense del año» al Banco Herrero. Precisamente la entidad bancaria cumple este año un siglo de existencia. Caunedo fue una de las más de seiscientas personas, entre las que se encontraban representantes de todos los sectores de la sociedad asturiana, que acompañaron a los directivos del Banco Herrero -la marca asturiana del Banco Sabadell- en la cena que se celebró ayer en dos salones del hotel de la Reconquista con motivo de la XVII Edición del premio que entrega la revista «Vivir Oviedo».

Para Caunedo, «es un orgullo» que un banco en estos tiempos de crisis «saque pecho y diga que "nosotros sí damos crédito"». El Alcalde destacó cómo, a pesar de todo, el galardonado sigue «ayudando a las empresas» y manteniendo «la cercanía con sus clientes». Y todo ello, según Caunedo, «en un tiempo en el que las entidades bancarias no están en su mejor momento, tampoco de imagen».

Caunedo alabó la trayectoria del banco y cómo ha sabido sumarse «a los grandes cambios que se han producido en la ciudad y en la sociedad». «Ha sabido entrar en la nueva era manteniendo su espíritu», añadió el Alcalde sobre la trayectoria de una entidad que arrancó en sus orígenes en el año 1808 en un pueblo de la sierra del Maestrazgo (Teruel), tal y como se encargó de repasar durante su intervención Juan Manuel Desvalls, presidente del consejo consultivo del Banco Herrero.

El propio Desvalls subrayó las raíces asturianas del banco y explicó al auditorio uno de sus primeros recuerdos del Principado, que atesora desde el año 1996, cuando llegó al aeropuerto de Santiago del Monte para participar en la adquisición por parte del Sabadell del Banco de Asturias. «Todavía recuerdo aquel olor a hierba recién segada en el aeropuerto. Me quedé parado. Hoy huele a queroseno», rememoraba. Desvalls afirmó que la marca Banco Herrero «representa para muchos asturianos algo más que un nombre» y es así porque «mantenemos intacta la vocación de servicio a las familias, empresas e instituciones». Desvalls abundó en que la entidad «pertenece a la cultura de este pueblo asturiano» y también a la cultura popular «pero tan representativa como el orbayu, las sidrerías, las madreñas, las gaitas o los praos».

Por su parte, Pablo Junceda, director general del Banco Herrero, reconoció que en tiempos económicamente tan duros «no es fácil ser bancario». Por eso Junceda explicó que todos los días pide a su equipo que dé «la cara» y desarrolle «con cercanía» su labor. El responsable de la entidad aseguró que uno de los secretos del éxito del banco es el de aplicar «la ortodoxia en el negocio bancario», que no es otra que «dar créditos que se puedan devolver y crecer en recursos para continuar el ciclo del negocio bancario de siempre». Y es que Junceda resaltó que «a veces olvidamos que el dinero que prestamos no es del banco, sino de los ahorradores»

Junceda incluyó en esta fórmula de éxito la «responsabilidad» que para él es el apoyo que el banco presta a los clientes con un objetivo: generar riqueza. «No podemos ni debemos permitir que un proyecto empresarial o familiar que sea razonable se caiga, no nazca o no se consolide por falta de financiación», sentenció.

Mientras, Santiago González-Alverú, director de «Vivir Oviedo», destacó que «ha sido un acierto» premiar al Herrero ante la gran cantidad de invitados que congregó tras un siglo como un carbayón más.