Uno está cansado del trabajo semanal, harto de la crisis y el desempleo; disfruta en casa sus zapatillas y ve en la tele algún subproducto de bajas calorías que alimenta sus necesidades de la imaginación. Pretende dedicarse al sofá y a la familia, amortizar el piso, y de pronto recuerda que hay concierto. Como ya pagó el abono, vuelve a calzar los zapatos y el coche. ¿Habrá sitio para aparcar en Constantino Cabal, esa calle en fondo de saco donde nunca hay sitio? Sale de casa, no hay sitio en Constantino Cabal, estaciona en La Subgesta, entra en el Auditorio y cuando escucha la maravilla que Óscar Navarro compuso para el clarinete de Franch-Ballester, y a la OSPA dirigida por Milanov, le gustaría que en las voluntades políticas hubiera lugar para la fantasía. La verdad puede inventarse. Ficción no es falsedad. El día 25 votaré al partido que mejor defienda al artista.