Elena FERNÁNDEZ-PELLO

José Antonio Quirós es de la opinión de que «muy pocos políticos saben qué significa» disponer de una industria audiovisual estable y qué beneficios puede reportar. «Crea puestos de trabajo de calidad, una infraestructura, una logística...», enumeró el director de «Cenizas del cielo». Ayer, en el ciclo de conferencias «Asturias 2030», que organiza Ágora 21, varios cineastas asturianos reflexionaron sobre cómo situar a la región en la vanguardia audiovisual. «La Asturias escénica del futuro», título bajo el que se presentó el debate, reunió en la misma mesa, en el hotel Regente, al anteriormente mencionado Quirós, al también director José Braña y al director de la Filmoteca de Asturias, Juan Bonifacio Lorenzo, presentados por el crítico, guionista y realizador José Havel.

Quirós defendió las subvenciones al sector cinematográfico a falta de «una buena ley de mecenazgo» y puso algunos ejemplos a título personal sobre el desinterés por el cine de los responsables culturales del Principado. Cuando «Cenizas del cielo» se presentó en el Festival Internacional de Cine de Tokio, contó, sugirió a la Administración regional que enviara a algún representante, pensando en la posibilidad de establecer contactos y abrir vías de negocio. Nadie viajó desde Asturias. Sí lo hicieron desde Cataluña, sede de la productora de la película, y, según dijo, consiguieron distribuir el filme en varios países asiáticos. Otro tanto pasó con su documental «Solas en la tierra», sobre las viudas de los mineros, para el que solicitó financiación a un responsable del reparto de fondos mineros que, según Quirós, le respondió con un «¿Y eso para qué sirve?». El documental salió adelante y, según el director, ya ha sido visto por más de cinco millones de personas en sus distintos formatos.

José Braña, también desde la perspectiva del director, fue categórico. «El cine, tal y como lo entendemos, está muerto, no tiene salvación», pero añadió que «los que nunca vivimos de ese cine clase media no tenemos nada que perder». El autor de «Lo que el ojo no ve» habló de películas que se financian por internet, de largometrajes que se graban íntegramente con las cámara del móvil y manifestó que «no hay vínculo entre el capital y las historias y vivencias y las herramientas para contarlas». De hecho, advirtió, el productor que no acepte ese hecho no tiene ningún futuro.

El director de la Filmoteca empezó recordando tiempos mejores, cuando Asturias era «la tercera región en producción de películas». Hay que remontarse a 1928 y al cine mudo, dijo, y lo que se rodaban eran cintas que se exportaban fundamentalmente a Latinoamérica.

Lorenzo defendió la utilidad de la Film Commission, «que se constituyó en 2009 pero que hoy no existe», para captar producciones ofreciéndoles una logística adecuada. También defendió la contribución de la TPA, la televisión autonómica del Principado, a la creación audiovisial asturiana y denunció su ahogamiento. «Se está muriendo de asfixia», lamentó.

Lorenzo denunció la situación actual de la Filmoteca de Asturias, con su decreto de constitución retirado por el Gobierno regional. «¡Ni en tiempos de Primo de Rivera!», se quejó. A pesar de los contratiempos y de su exiguo presupuesto de 24.000 euros anuales Lorenzo aseguró que seguirá programando actividades.