Remate, si no lo conocen, es un músico obligatorio. Su trayectoria, particular pero húmeda como los falsos estribillos de sus canciones, ha hecho brotar, canción a canción, un arbusto raro. Como una Araucaria. Poco frecuente. Fernando Remate, que vivió un tiempo metido en un piso en Oviedo como si fuera la celda de un monje adicto a los vegetales, empezó con una pata en la música americana. Blues, si es que todavía se podía llamar así. Y un poco a la manera en que Cortázar decía (cito de memoria) «ahora ya que ya logré escribir bien voy a aprender a escribir mal», fue retorciendo disco tras disco la cadencia de sus punteos, las melodías de los primeros compases.

Lo que salió ha sido folk, más o menos y en los anteriores trabajos. Con este, el que presenta el sábado en el Supernova a partir de las diez de la noche, «Una araña a punto de comerse una mosca», puede que insista en ese castellano brillante que ya empezó a aliñar en la anterior colección de canciones, por ejemplo en ese «Gigante» que da en el clavo del título con la categoría de la canción. Que es inmensa, vaya.

Pues ese pop dadá, folk patafísico, es lo que presentará, seguro, en el directo del sábado, donde, además, estará abriendo Fee Reega, otra que tal baila, sólo que ésta viene de Alemania y lleva tiempo afincada por aquí. Si no me creen las bondades de una y otro, busquen por los bandcamps en internet y escuchen.

Más cosas en la programación de Semana Santa. Hoy mismo, a las once y media de la noche, la Antigua Estación acoge el concierto de «Terminal Traghetti». Se presenta con lemas como «canciones de amor y de lucha del sur de Italia», «el folk del sur de Italia llega en Asturias», «Una explosión de energía popular del sur de Italia» o «pizzica, tarantella, tammurriata y canciones tradicionales para bailar toda la noche».

Cosa distinta es lo del sábado, a las nueve de la noche, de nuevo en la Antigua Estación. Tocarán los «Distorsion Pro», banda de punk rock ya con mucho recorrido dentro de la escena de aquí.