El código del aeropuerto de Asturias cobra fuerza entre las aplicaciones diseñadas para la nueva marca de la ciudad de Oviedo, cuya fuerza reposa principalmente en ese nuevo símbolo, una especie de ventana o cuadrado, en el que se integran la Cruz de los Ángeles muy depurada y una parte de la corona del escudo, también de líneas depuradas.

Para generar una propuesta de imagen corporativa municipal, el estudio Hélice comenzó analizando los elementos que más identificaban la ciudad. Lo hizo, incluso, a través de encuestas. Y llegó a la conclusión de que la Cruz de los Ángeles, la reliquia donada por Alfonso el Casto en el año 808 a la iglesia de San Salvador, era el elemento con el que los ovetenses se sentían más identificados.

La sorpresa, y alegría para los diseñadores, surgió cuando al analizar la Cruz, su historia, sus mitos, sus formas, descubrieron que sus proporciones se basan en la llamada sucesión de Fibonacci, un canon presente en muchas formas de la naturaleza y que consiste en una sucesión de números naturales de forma que tras el uno y el dos, el siguiente siempre es el resultado de la suma de los dos anteriores. Es decir, que luego siguen el 3 (2+1), el 5 (3+2), el 8 (5+3), el 13 (8+5), etcétera.

Estas proporciones numéricas son las que han servido al estudio Hélice no sólo para depurar los elementos de la Cruz de los Ángeles, que ahora queda sólo con cuatro adornos en los extremos de los brazos y uno en el centro, sino también para disponer el resto de elementos dentro de la ventana principal que los enmarca y para calcular la separación entre las letras en las distintas composiciones.

Sorprende que esta composición sea cuadrada, lo que sirve para jugar en algunas opciones como el dibujo como si fuera un subíndice, un número exponencial de las letras de la ciudad, aunque Sebastián Menéndez explica que se ideó la integración de los elementos más importantes con esa estructura para crear una «asimetría en la composición» y «romper la verticalidad».

La mancha resultante, que en principio nunca funcionará sola y siempre acompañada, la menos de un «Oviedo», recuerda también a las nuevas tecnologías, como si fuera el icono de una cuenta de Twitter, de Facebook o el de un contacto en la agenda de teléfonos del móvil.

Efectivamente, las nuevas tecnologías están muy presentes en esta nueva imagen corporativa. Primero, como ya se ha dicho, porque tratan de establecer «sinergias» con la imagen que ya existía en la web municipal Oviedo.es. También, porque insisten en utilizar esta dirección de internet entre las composiciones sugeridas. Y porque, como es lógico, es una imagen resultante de un mundo en el que las herramientas del diseño también se han digitalizado.

La imagen corporativa pondrá fin a la disparidad de criterios tipográficos. Fija para el nombre de Oviedo la fuente Century Gothic con una personalización del grosor y emplea un único color, un azul más oscuro de lo habitual para potenciar más la marca, correspondiente a un código Pantone 294. Solamente las letras «I», «E» y la «O» final tendrán un azul más ligero, correspondiente a un Pantone 285, para que las siglas OVD destaquen en el nombre de la ciudad.

En el manual de imagen corporativa municipal no desaparece el escudo de Oviedo. La ciudad seguirá contando con su tradicional emblema pero se reservará para usos protocolarios e institucionales. Además, dentro de esta nueva propuesta de «marca Oviedo» también se anuncia que el escudo depurará y simplificará aún más sus líneas.

La aplicación final, añaden los diseñadores, al unificar criterios y reducir colores también se traducirá, como parece obligado en estos tiempos, en el correspondiente ahorro económico para todos los que diseñen con el Ayuntamiento.