Carolina G. MENÉNDEZ

Compañeros médicos, amigos políticos y profesionales de muy diversos sectores acompañaron a la familia de Laura Campa Vigil en el multitudinario funeral por la dermatóloga asturiana celebrado ayer en la iglesia del Corazón de María. La parroquia se quedó literalmente pequeña para acoger a todas las personas que acudieron a despedir a la especialista fallecida el pasado domingo a los 60 años, tres después de la muerte en un trágico accidente de su marido, el también médico Luis Menéndez Guisasola, natural de Grado. Ante la imposibilidad de encontrar un asiento, muchos de los asistentes siguieron la misa desde los laterales de la iglesia, desde el coro e, incluso, desde las escaleras que comunican ambos espacios. Otros muchos, ante la dificultad de acceder al templo, se vieron obligados a permanecer en el exterior del mismo.

La misa funeral fue oficiada por Joaquín Manuel Serrano Vila, párroco de San Félix de Lugones, a petición de la familia, y fue asistido por otros cuatro sacerdotes. Durante la homilía, el celebrante recordó los encuentros que mantuvo con la dermatóloga, a la que conoció dando sepultura a su esposo en Lugones y volvió a encontrar el pasado verano en Villaviciosa. «Entonces vi a una mujer con dolor por la enfermedad que padecía y con un corazón que deseaba encontrarse con Luis, su marido. Vivía mirando a Dios y poniendo sus ojos en él».

Las emotivas, cariñosas y esperanzadoras palabras del sacerdote hacia la familia y en especial hacia sus tres hijos (Laura, Beatriz y Luis) -«Morir es dejar de llorar, es abandonar los dolores, es encontrar una noche con luz después de una noche oscura»- fueron acompañadas por las voces del Coro «Manín» de Lastres, que interpretó tras la epístola y el Evangelio la «Salve marinera», de gran carga emocional.