Ch. N.

El ex secretario general del Partido Comunista de España Gerardo Iglesias presentó ayer en Libroviedo su obra «Por qué estorba la memoria», que lleva por subtítulo «Represión y guerrilla en Asturias, 1937-1952», donde analiza en detalle la figura de «los fugaos», los guerrilleros asturianos.

Pero «los fugaos» sirven a Gerardo Iglesias para hablar de otras cosas. Primero, trata de ser «un homenaje a todas la víctimas del franquismo» y, en segundo lugar, busca contribuir «a la lucha de la recuperación de la memoria histórica, asignatura pendiente de nuestra democracia», explicó.

Este último punto es de suma importancia para Iglesias, quien argumentó que «es necesario que España cuente con un relato compartido de aquellos hechos como antídoto para que no se repita».

Gerardo Iglesias, como viene sucediendo en todas las presentaciones de su libro sobre «los fugaos», fue crítico con la Transición, «en el sentido de que se hizo como se pudo, evidentemente, dirigida por los elementos provenientes del régimen: la oposición no tuvo fuerza y, lo que es peor, ante la circunstancia de que todos los elementos que se pusieron en marcha entonces para garantizar el olvido permanecen incólumes. Miren lo que ha pasado con Garzón», remató.

Preguntado por la figura del Rey y por el debate sobre la Monarquía, Gerardo Iglesias asumió que «colateralmente» ese asunto está en el libro en tanto que «arranca de la defensa de los que defendieron la legalidad republicana». «De todas maneras», añadió, «es un debate que está en la calle y quien lo ha fomentado ha sido la propia Monarquía». «Hasta ahora», analizó, «se conocían muchas cosas, por supuesto críticas, pero nadie entraba en ellas. Pero con los últimos hechos, Urdangarín o el último viaje de caza del Rey, ellos mismos abrieron la veda».

El problema fundamental en este momento, en todo caso, es otro para Gerardo Iglesias. «El problema más grave de este momento no es si Monarquía o República, sino eso que llaman los "mercaos". Y que si lo escuchara don Francisco de Quevedo se descojonaría de risa, porque él ya le había puesto nombre propio, Don Dinero. Muy correcto, porque son cuatro grandes grupos financieros los que controlan todo y los que se están haciendo ya cargo directamente de la política en Europa». La solución, según Iglesias, puede pasar por una «explosión pacífica». El pueblo quizá no aguante tanto.