En una revista de compraventas vi este anuncio: «Pareja de recién casados vende dos camas gemelas; una, a estrenar». De amistad peor avenida fue el caso que me ocurrió en la Sierra de los Tuxtlas, en México: llegué con un amigo a una cabaña en plena selva, en el cráter del volcán San Martín; el calor era agobiante, como si la erupción estuviera prevista para el amanecer; olía a azufre y la humedad relativa del aire alcanzaba el punto de saturación; sudaban las serpientes; mi cuate, que enseguida observó el rincón donde colgaban dos hamacas, una de ellas con tul de protección contra los mosquitos, me dijo: «Pepe, mira a ver lo que pasa porque tu hamaca no tiene mosquitero». Veremos el lunes, tras el escrutinio de votos y el reparto de habitaciones entre los partidos políticos, quién comparte cama y quién se queda con las consejerías sin mosquitero.