Chus NEIRA

En realidad, se puede decir que fue la versión asturiana de lo que en Estados Unidos llaman AOR, (adult-oriented rock), es decir, «rock orientado para el público adulto». En broma, porque el sonido de las seis bandas que ayer se subieron por primera vez encima del escenario para bautizar el proyecto de «Pioneros del rock en Asturias» no tiene nada que ver estilísticamente con esa etiqueta y sí con la de la música de los sesenta, que fue la banda sonora de la adolescencia de la mayor parte del público, entusiasmado en el reencuentro con sus bandas y aquel repertorio. La noche tuvo, además, esa esencia de las grandes ocasiones, en especial al final, cuando un escenario invadido por miembros de «Los Juniors», «Los 2+2», «Los Surcos», «Los Linces» y «Stukas» interpretó «Lamento de gaitas» con dos «Archiduques», el «Lince» Luis Santiago en el papel de Tino Casal y José Manuel Tejedor entrando por el patio de butacas con esa gaita que hicieron famosa los de Grado en su adaptación del «I love how you love me» de Paul & Barry Ryan.

Fue el gran canto colectivo final de este reencuentro con la música de hace cincuenta años, que tuvo todavía una propina más en un último «Hey jude» con todo el personal sobre el escenario. En total, dos horas de espectáculo que según todos los participantes fue sólo botón de muestra, aperitivo de lo que será una gira por toda Asturias en la que cada banda despachará su correspondiente hora encima del escenario.

Con la duda de que el regreso a los escenarios de todos estos viejos rockeros dé para un repertorio tan maratoniano, con lo de ayer el público salió más que satisfecho y las bandas cumplieron con lo previsto, con mejores instrumentos, mejor equipo y quizá, según los casos, mejor técnica de ejecución. Ver a las seis bandas en la misma sesión permitió establecer algunas visiones de conjunto sobre lo que fue el primer rock'n'roll regional, porque no es lo mismo «Los Juniors», que empezaron a finales de los cincuenta, que «Los Stukas», que, aunque venían de atrás, grabaron «Hazañas bélicas» en los primeros ochenta y aportaban composiciones propias en un repertorio por lo general de versiones.

Introducidos los conjuntos musicales por Alberto Toyos, casi cumpliendo la tradición familiar de un apellido que introdujo las matinés para bandas de ritmos modernos en la ciudad, los primeros en salir fueron «Los Juniors», «los más elegantes», dijo alguien. De negro y corbata, no faltaron ni «La casa del sol naciente», ni un medley de rock'n'roll ni el «Stand by me», que luego volverían a interpretar para la artista invitada de la noche, una chica llamada Lorena Ares conectada con algunos de estos músicos.

Despidieron con un muy aplaudido «What'd I Say» y dieron paso a «Los 2+2», que «sólo en Mieres son cinco», una formación que trabajó su repertorio más vocal con profusión de «Brincos» y «Nunca llueve al sur de California». «Los Surcos», desde Gijón, presentaron composiciones muy aplaudidas por el público y muy populares en la época: «Venus» de «Shocking Blue», «Soy un soñador», de los «Monkeys», o el rockn'n'roll «Presumida».

Siguieron «Stukas», en una formación liderada por el histórico guitarrista Carlos Martagón, empleado también en esta ocasión en funciones de vocalista y entregado a remover al personal de sus asientos con éxitos inmortales como «Hazañas bélicas» o «Atrapado», acompañados de esfuerzos acrobáticos.

«Los Linces» fueron los últimos, reforzados por algún músico de nueva generación, insistiendo en el repertorio «Beatle» con «Get Back» y «Let it be» y rematando con «Noches de blanco satén». Eso y el «Lamento de gaitas» final, con los «Archiduques» remataron la noche del reencuentro.