El cámara Cameron ha profundizado en la fosa de las Marianas, el punto más alejado de tierra firme y el más cercano a la verdadera tierra firme, y se sintió en soledad, como si hubiera viajado a un paraje alienígena, de atmósfera tan cargada que su submarino se comprimió ocho centímetros. La inmersión en los libros también es cosa de otro mundo, para gente que no tiene los pies en el suelo; de hecho, una experiencia parecida a la de Cameron, en centímetros y en compresión, me contaron el martes mientras comía truchas en Caleao, en el bar La Encruceyada: Mariana, una de Buspriz, cuando llegó a casa su marido, electricista interino en el pantano de Tanes, le dijo: «¿Puedes creer que un extraterrestre acaba de trajinarme y meterme en el cuerpo un par de casquetes?». «¿Extraterrestre?, ¿por qué lo sabes?». «¡Me dijo que era representante del Planeta Agostini!».