Chus NEIRA

A los dos meses de haber llegado a la Alcaldía de Oviedo, Agustín Iglesias Caunedo ha empezado a dar los primeros pasos en su prometida revolución del «modelo Oviedo», al menos en lo referido a su marca, a la imagen de la ciudad, un aspecto que desde los primeros días anunció que centraría buena parte de sus preocupaciones. El resultado es, en realidad, obra de Irene Álvarez Pulido, una estudiante de la Escuela de Arte de Oviedo que ha cambiado el clásico cartel colorido de Vivancos con el que año tras año se venía anunciando la Feria de la Ascensión por un diseño próximo a la poesía visual en el que de una letra «O» cuelga un cencerro.

Ella ha sido la ganadora del primer concurso organizado por el Ayuntamiento con la Escuela de Arte de Oviedo para elegir, entre los estudiantes, un nuevo cartel para las fiestas. Para Caunedo se trata de «vincular a los jóvenes diseñadores con su ciudad, complementando su formación con una experiencia externa al centro y con proyección social, porque es importante compaginar formación con labor profesional», declaró.

El Alcalde aclaró que esta iniciativa no trata de usurpar la cuota de trabajo de los «profesionales ovetense y asturianos del diseño», a los que el Ayuntamiento, aseguró, «va a seguir convocándolos para numerosas actividades», sino que de lo que se trata es de reservar para la Escuela de Arte un pequeño bloque de estos trabajos, en concreto de los carteles de la Ascensión y de San Mateo, así como alguna intervención en autobuses urbanos. «Porque nos interesa conocer y disfrutar de las propuestas que tienen los jóvenes que se forman en esta excelente escuela y que están llamados a protagonizar el diseño del futuro», añadió el Alcalde.

Al concurso se presentaron 37 obras realizadas por 28 alumnos. El jurado, integrado por personal del Ayuntamiento de Oviedo, miembros de la Escuela de Arte y dos diseñadores, Manuel Fernández y Ricardo Villoria, maquetador de LA NUEVA ESPAÑA, celebró el nivel de las obras enviadas al concurso, entre las que se podían apreciar dos tendencias diferenciadas. Algunos, como la ganadora, Irene Álvarez Pulido, y la finalista, Ana Nuño Corte, ofrecían una visión de la Ascensión más moderna e internacional, con guiños al mundo del campo, el cencerro en el primer caso y la hierba en el segundo, pero descontextualizados y puestos al servicio de una imagen limpia y de vanguardia. Otros diseños apostaron, en cambio, por imágenes en las que dominaba el componente festivo y local, imágenes más de ilustrador y con más colorido. El jurado prefirió la primera tendencia, más teniendo en cuenta que estos carteles podrán verse también fuera de España, gracias a un nuevo acuerdo con la empresa de mupis que trabaja con el Ayuntamiento, con lo que el cartel de la Ascensión será también marca internacional de Oviedo.

El concurso

Al primer concurso que organiza el Ayuntamiento con la Escuela de Arte para elegir el cartel de la Ascensión (habrá otro para San Mateo ) se presentaron 28 alumnos con 37 trabajos. Ganó Irene Álvarez Pulido, con un diseño muy sencillo y efectivo, casi de poesía visual: una O de la que cuelga un cencerro. El accésit, de Ana Nuño, trabaja en la misma línea, con una «A» invertida y dibujada con restos de hierba.