Ch. NEIRA

Jovellanos XXI ve imposible que la visera móvil diseñada por Santiago Calatrava como remate del Palacio de Congresos de Buenavista pueda ponerse en funcionamiento «con garantías suficientes». Esa es, al menos, la conclusión a la que llega el informe técnico de Calter Ingeniería encargado por la empresa y que ha presentado ahora al Ayuntamiento de Oviedo para justificar la devolución del aval de 7,9 millones depositado como garantía del complejo.

El documento analiza el proceso final en el que se trató de poner en marcha, sin éxito, el arco móvil del Calatrava y concluye que «al encontrarnos ante esta disparidad de criterios en un elemento estructural de tanta entidad en lo que concierne a la seguridad del edificio y con el gran número de puntos descritos anteriormente sin garantías de éxito en su ejecución, los técnicos que suscriben este informe recomiendan que no se proceda a la reposición de la movilidad de la estructura de cubierta».

Previamente los ingenieros describen los trabajos que en teoría tendrían que llevarse a cabo con la visera móvil -las soldaduras, su ensamblaje con el mecanismo hidráulico- y llegados al punto en el que la cubierta tendría que alzarse por primera vez especifican que este proceso es «el más delicado estructuralmente, porque poner en carga todos los elementos estructurales» exigiría «desalojar el complejo Buenavista en su totalidad por los riesgos estructurales que conlleva».

Los ingenieros detallan, sin demasiadas certezas de otra solución que ofrezca garantías, cómo el montaje del arco móvil, la soldadura a las costillas, se intentó ejecutar cuatro veces y las cuatro veces se fracasó, «ya que las diferentes soluciones aportadas arrojaron como resultado la aparición de grietas en las uniones soldadas», especifica el documento.

Aunque el informe enumera todas las posibilidades por las que las soldaduras podrían haber fallado (el tipo de soldadura, la forma en la que se hicieron, el orden de las mismas, la situación de los elementos en el arco), no elabora finalmente ningún protocolo que pudiera ser viable para poner en marcha el arco, y concluye que «la posible movilidad de la estructura debe descartarse dado que las tareas y trabajos necesarios para alcanzarla no tienen las garantías suficientes a tal fin, con lo que, con toda probabilidad, volveríamos a encontrarnos en la situación actual».

En el relato de la secuencia de hechos que llevó a los intentos fallidos de montaje del arco móvil, el informe técnico describe cómo previamente, durante la ejecución de la estructura móvil, «se mantuvieron, durante más de un año, discrepancias de criterio». De la misma forma, siguen los técnicos, «se realizaron modificaciones de los elementos que componen el arco móvil, arriostramientos de las costillas móviles, el apoyo frontal, geometrías, deformaciones por temperatura...».

Aunque no señala culpables de forma directa, el documento indica que una de las primeras modificaciones fue el cambio de geometría del arco móvil y describe cómo «UTE Buenavista propuso al estudio de Calatrava cambiar el concepto de un tubo continuo por 32 tramos independientes». Esta modificación, siguen los técnicos, «da como resultado que el arco móvil se integre por dos chapones unidos entre sí por un tubo y a la costilla móvil por un embulonamiento. Elemento que con posterioridad será causa de problemas». De hecho, añade también el documento, Waagner-Biro, empresa encargada de mover el mecanismo y aprobar todo el proceso, rechaza la solución y «solicita que le firmen la no responsabilidad ante daños y perjuicios que pudiese ocasionarse por diseño del arco frontal finalmente aprobado».