Pablo GONZÁLEZ

Los más de 120.000 metros cuadrados que ocupa la fábrica de La Vega en el noroeste de la ciudad encierran una de las joyas de la corona de todas las factorías que Santa Bárbara tiene repartidas por el país. Y es que La Vega cuenta con un buen puñado de valiosas homologaciones de las principales empresas armamentísticas del mundo, en un negocio en el que se suele fabricar bajo patente y cumplir con las exigencias del «ideólogo» del producto es vital.

En la actualidad, La Vega cuenta con la única homologación en España para la construcción de parte del cañón automático Mauser MK de 30 milímetros (MK-30). Es decir, La Vega es la única fábrica de armas en el país que puede construir este cañón. La importancia de esta arma radica en que es la que monta el tanque ligero «Pizarro», el último gran contrato que hasta ahora maneja Santa Bárbara Sistemas. Pero también es importante de cara al futuro. Y es que la modernización del Ejército de Tierra español incluía la compra de varios cientos de vehículos blindados para el transporte de tropas 8x8. Estos vehículos sustituirían a los desfasados BMR. Santa Bárbara pugna por este millonario contrato -ahora en suspenso por los recortes presupuestarios- con otros consorcios europeos. El 8x8 también monta un cañón, lo que hace suponer, en caso de que el contrato recayera en Santa Bárbara, que el elegido sería el MK-30, por cuestiones de amunicionamiento y mantenimiento. En concreto, La Vega construye el tubo del MK-30 y el sistema de alimentación. Hay quien defiende que la planta podría fabricar incluso un cañón de 40 milímetros. Precisamente los tubos del MK-30 son algunos de los productos que se prueban en la galería de tiro subterránea que hay en la factoría, que parece que no se trasladará a las instalaciones que la compañía tiene en Trubia.

De la misma forma, La Vega produce de principio a fin la evolución de la mítica ametralladora MG-42, que entró en servicio por primera vez durante la Segunda Guerra Mundial y fue usada por el Ejército alemán. La MG-3, de calibre 7,62, también la monta el «Pizarro» y el tanque pesado «Leopard». La Vega cuenta con licencia para construir esta ametralladora desde 1973. La Vega es capaz de construir unas 1.500 unidades de este modelo al año. Otro de los productos que La Vega maneja es un lanzagranadas de 40 milímetros denominado LAG-40.

Pero una de las «especialidades» de la casa pasa por la tecnología de misiles, que es una de las ramas de la industria de Defensa a las que los expertos atribuyen un mejor futuro, tanto a nivel ofensivo como defensivo. Así, los trabajadores de La Vega cuentan entre sus capacidades con la construcción de elementos de los misiles «Spike», propiedad de la compañía israelí Rafael. Estos misiles, de los que Santa Bárbara está construyendo 2.600 unidades y 260 puestos de tiro, están sustituyendo a los anticuados «Milan», del Ejército de Tierra, y los M47 «Dragon», de la Infantería de Marina. Cuenta con varias versiones, tanto para uso personal como para montar en vehículos y helicópteros.

La Vega cuenta, además, con líneas de proceso para el cromado de piezas, algo que sólo se hace en Oviedo y en fábricas de Suiza y Alemania. Y construye otros componentes de alta tecnología para las filiales que General Dynamics tiene en el centro de Europa (Austria, Suiza y Alemania). La Vega también funciona como «subcontrata» para la construcción de piezas para las obras que se ejecutan en Trubia.