Javier NEIRA

La orquesta «Oviedo Filarmonía», convertida en big band por el maestro Marzio Conti para interpretar a Gershwin, no pudo con los elementos -el concierto al aire libre tuvo que trasladarse al Auditorio-, pero sí logró transmitir el soñador sonido americano propio de una noche de estío que fue realmente velada de diciembre, por el tiempo hostil y el escenario a techo. El Festival de verano arrancó ayer como si fuese de invierno. Seguro que para su cierre, a finales de agosto, con una fiesta celta a cargo de la propia orquesta carbayona, el inconveniente orbayu se volverá refuerzo ambientador.

La cita partió a las ocho de la tarde. Salió a escena, solo, el pianista Alessandro Lanzoni, especializado en jazz. Se puso al teclado y entre improvisaciones dejó notas de «Summertime», que se oiría después cuando entre todos interpretaron «Porgy and Bess».

Mientras tocaba, por el patio de butacas avanzaron dos músicos charlando, subieron al escenario, invitaron a otros colegas que se asomaban al fondo y por los laterales a acompañarles y, al final, apareció el maestro Conti con las manos en los bolsillos, se puso al atril y atacaron «Rapsodia en blue», de Gershwin.

Largas improvisaciones al piano, el inmortal tema central y, al final, una gran ovación. Como propina, nueva improvisación del pianista.

Sin apenas solución de continuidad -apenas Conti dijo que conocía desde que tenía 2 años a Lanzoni, acentuando así el informalismo de la sesión- se arrancaron con «Un americano en París», también de Gershwin, como todo el programa que se ofreció, bajo el epígrafe «Proyecto de jazz».

Un metal poderoso, una clarinetista inspirada y una pieza magnífica hicieron las delicias del respetable y después, reforzados con dos arpas, una selección de «Porgy and Bess» con banjo y un contrabajo que giraba alegre a cada compás, y de nuevo «Summertime», para un tiempo invernal.

Nuevas ovaciones y la propina sobre el blues de «Porgy and Bess» recién interpretado, pero ya en versión jazz. Primero, un trío de piano, batería y bajo. Después, el metal ordenado por instrumentos y en pie alternativamente -saxos, trompetas...- y, al final, todos hasta lograr una versión memorable.