No fue Oviedo, a través de los siglos, ciudad de estatuas ni de fuentes ornamentales, caracterizado por la sobriedad que sólo concedía brillo a las piedras de los templos y a algunos palacios, con el monumento a Jovellanos, cuando él todavía vivía, como única muestra escultórica, bien sobria por cierto.

Ahora vivimos una reciente invasión de estatuas y fuentes, con nutrido catálogo de desigual suerte artística, pero durante muchos años previos, hasta mediados del siglo XX, mucho de lo que se hizo en Oviedo fue obra de un escultor local, y no por ello menor, Víctor Hevia Granda, que merece repaso y reconocimiento.

Nacido en 1885, abrió estudio en 1915 y colaboró siempre intensamente en la vida artística de su tierra. Organizó la primera exposición de arte que se celebró en Oviedo y fue miembro fundador de grupos como «La Claraboya», el Centro de Estudios Asturianos, el Ateneo Popular de Oviedo y el Instituto de Estudios Asturianos. Profesor de la Escuela de Artes y Estudios Artísticos, dejó un gran recuerdo en compañeros y discípulos. Especialmente importante fue su tarea en los años de la República, momento en el que fue nombrado delegado provincial de Bellas Artes. Le tocó especial protagonismo en la protección y conservación del patrimonio asturiano y asumió la dura tarea de la restauración de los daños sufridos en la Catedral de Oviedo, en la que colaboró con José Fernández Buelta. Falleció el 25 de noviembre de 1957 y su obra, muy personal, nos sale al paso en muchos lugares de la ciudad de los que hacemos sucinta reseña:

Conjunto escultórico y escudo del Palacio de la Diputación (1913).

Campo San Francisco:

Reproducciones de las cabezas al «Amor» y al «Dolor» de Julio Antonio, en las que intervino el marmolista Cabal (1925).

Traslado y restauración del arco de San Isidoro (1926).

Busto del maestro Juan Rodríguez Muñiz (1924-1927).

Monumento a Tartiere (con Manuel Álvarez Laviada, 1929-1933).

Monumento a Clarín (con Manuel Álvarez Laviada, 1929-1931-1967).

Cementerio del Salvador:

Monumento al cabo Noval (1916).

Mausoleo de la familia Gómez Morán (1924).

Mausoleo de la familia del Río (1927).

Placas conmemorativas:

Santiago Ramón y Cajal (fachada de la Universidad, 1922).

Fermín Canella (Fruela, 9, 1926).

Escultura de Alfonso II el Casto (plaza de Alfonso II, 1942).

Visiten, con otros ojos, la obra de Hevia en Oviedo.