Quiso traer a sus hijos a Asturias y su esposa se negó; discutieron en su domicilio, Galapagar, el sargento la agarró de los brazos, la empujó contra la pared y de ahí los hematomas. El Juzgado de lo penal, de Madrid, lo condenó a nueve meses y un día de suspensión de empleo, pero apeló y el Supremo le rebajó la pena a cinco, en atención al trabajo bruto que solía desempeñar y a sus condecoraciones en Afganistán: cruz al Mérito Aeronáutico con distintivo blanco y medalla de la OTAN. Dicen que Einstein, no sé si tenía familia en Asturias, pegaba a su primera mujer, Mileva Maric, pero podía permitírselo con su «Teoría de la relatividad». Eisaku Sato zurraba a su esposa sólo una vez a la semana y eso que era premio Nobel de la Paz. Hay que considerarlo todo. Igualmente, en esto de las sevicias, hay exenciones para chacineros, matarifes...