E. VÉLEZ

Una pescadería del mercado del Fontán ha comenzado a dar gratis una selección de sus productos a los clientes sin recursos económicos. Los miércoles y los sábados, de 14.30 a 16.00 horas, el establecimiento permanecerá abierto para entregar filetes de panga, rodajas de congrio, chicharros, chipirones, parrochas, bocartes, filetes de merluza y bacaladas a cambio de nada. Los propietarios de la pescadería Milagros, Alfredo Suárez, y su sobrina, Ana Belén Rico, decidieron poner en marcha este proyecto solidario para contribuir a paliar los efectos de la crisis económica sobre los más desfavorecidos. «Mucha gente pide menos cantidad que antes o se lleva "menudos" en lugar de una merluza, pero también hay personas que pasan verdadera necesidad porque apenas tienen dinero para comer», explica Rico.

Los pescaderos colocaron por primera vez ayer un cartel en el establecimiento para anunciar la iniciativa. Media hora más tarde varios clientes se acercaron tímidamente al mostrador para preguntar si podían llevarse a casa el pescado. Nadie quería desvelar su identidad pero algunos eran viejos conocidos de los empleados. Según Suárez, «hay consumidores habituales que lo van a agradecer mucho porque conocemos sus problemas para sobrevivir». Por el momento, la pescadería no exige ningún tipo de documentación que acredite una situación de desempleo. «Somos conscientes de que puede haber picaresca, aunque también creemos que nadie se va a aprovechar de la necesidad ajena», aclaran los propietarios del local, que tampoco han fijado una fecha límite para finalizar la entrega gratuita de pescado. «Si la cosa va bien, seguiremos haciéndolo indefinidamente cada miércoles y cada sábado, aunque habrá que poner unas normas más estrictas. Pediremos la cartilla del paro o un vale de Cáritas, por ejemplo», explica el pescadero, Suárez. La cantidad máxima de pescado que puede llevarse un cliente también es flexible, siempre que, según los pescaderos, «entre dentro de los parámetros normales del consumo individual o de una familia».

Los empleados hacen horas extra porque el establecimiento cierra más tarde y atienden a los clientes en un mostrador habilitado especialmente para entregar el pescado a las personas sin recursos. «No vamos a perder ni un ápice de calidad, ofrecemos una lista fija de productos frescos y, de vez en cuando, vamos a añadir ejemplares de temporada para cambiar un poco el menú», señala Rico.

La pescadería del Fontán también ha llegado a un acuerdo con sus proveedores para aumentar la cantidad de pescado dos días a la semana y mantener una lista fija de productos. «Todos hacen un esfuerzo con esta iniciativa solidaria, tanto los empleados como los proveedores, porque cuando es por una buena causa no hace falta explicar más», comenta Suárez.

Los empleados de la pescadería tienen su propio método para saber si un cliente está pasando por un mal momento económico. Según Rico, «basta con una mirada o con un gesto para darse cuenta de que la persona que tienes delante tiene muy poco dinero, en otras ocasiones la pista es un pedido muy ajustado, y hay quien incluso se pone a regatear sobre el precio final de unos chicharros». Los productos tradicionales más vendidos en la pescadería son el bonito y la merluza pero, en los últimos años, hay una tendencia clara a los peces de menor tamaño y bajo precio.

Al cierre de la pescadería una decena de personas se llevaron una bolsa de pescado y el deseo de que mejore su situación económica. Para los dueños del establecimiento, «la mejor recompensa es ayudar a los demás y hacer que la vida diaria sea menos dura».