Javier NEIRA

El XI Curso «La voz en la música de Cámara» que organiza la asociación cultural La Castalia arranca hoy en el Conservatorio de Oviedo. Cuatro días, seis profesores, 40 alumnos, 40 horas, cuatro créditos y una matrícula de 150 euros. El concierto de clausura, el domingo, a las siete de la tarde, en el auditorio Príncipe Felipe, estará orientado como homenaje a LA NUEVA ESPAÑA por su «permanente promoción de la música clásica», según indicó ayer la soprano y directora artística del curso, Begoña García-Tamargo.

El curso está organizado por la asociación cultural La Castalia en colaboración con el Conservatorio profesional de Oviedo. La asociación está presidida por Santiago Ruiz de la Peña, jefe de estudios del Conservatorio y chelista.

La Castalia se dedica a la promoción de los cantantes líricos asturianos. Es una entidad privada. Tiene su origen en la homónima La Castalia, del siglo XIX, una potente institución cultural, muy activa en su tiempo. El curso empezó denominándose taller de interpretación vocal en 2002, en colaboración con Extensión Universitaria para pasar a su nombre actual en torno a la voz y la música camerística.

«El curso es muy complejo. Damos cuatro créditos, se matriculan alumnos aventajados y también profesionales, algunos vienen de Madrid. Sumamos alumnos de canto y de instrumentos. Vamos a trabajar de nueve de la mañana a ocho de la tarde con obras variadas que se hacen poco y eso complica las cosas. Por ejemplo formar las agrupaciones musicales es muy complejo, deben estar dispuestas 30 días antes de empezar el curso, tendremos nueve agrupaciones», indica García-Tamargo, que lamenta «no captar aún alumnado oyente; todos los matriculados son activos, así que formarán parte de las agrupaciones musicales».

Begoña García-Tamargo, soprano y profesora de canto del Conservatorio, es nieta de Joaquín García Tamargo, quizás el mejor barítono asturiano de todos los tiempos. En el curso, uno de los alumnos de menos edad será su hijo Santiago, de 13 años, que toca el piano y el violonchelo y formará dúo con una niña de 12 años que viene de Gijón.

«Si alguien quiere presentar en el curso una agrupación sólo instrumental es posible hacerlo. Caben varias fórmulas como formaciones mixtas, con voz y con instrumentos, donde la voz suele funcionar como solista».

«Este curso es único en el mundo por estar centrado en el rico, variado y frecuente repertorio en que la voz humana se integra en diferentes tipos de agrupaciones camerísticas», añade su directora artística.

Sobre la situación actual de los estudios de canto, García-Tamargo opina que «empieza a haber profesores que merecen la pena pero los estudiantes no tienen las salidas propias de los instrumentistas que, aquí, cuentan con dos orquestas. Sí hay un coro semiprofesional, el de la Ópera, pero no permite un modus vivendi. Me gustaría que los alumnos asturianos de canto formados aquí se los contratase para roles en la Temporada de Ópera del Campoamor. Hay masas corales y es de apluadir pero profesionalizarse como un violinista o chelista es otra cosa». García-Tamargo considera en todo caso que «en época de crisis hay que continuar como hacemos nosotros aunque no tengamos subvenciones apenas».