Pablo GONZÁLEZ

Manu cumplirá 4 años el próximo 14 de diciembre y ya conoce el reverso amargo de la vida. Porque con tan sólo 18 meses una palabra maldita se cruzó en su camino: cáncer en forma de leucemia. Tres meses después del diagnóstico se sometió a una complicada operación de trasplante de médula. Pero la intervención no salió tan bien como se esperaba y surgieron complicaciones que lo obligan a estar bajo supervisión médica constantemente.

De ahí que desde finales de febrero de 2011 Manuel Barrera González y sus padres, Jessica González y Manuel Ángel Barrera, vecinos de Soto del Barco, hayan tenido que convertir la planta tercera del centro Materno-Infantil del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) en su hogar, su cuarto de juegos y su escuela. «Aprendió a hablar con las enfermeras», rememora su madre cuando relata «la pelea diaria» de su hijo contra la enfermedad, sin olvidar la de la propia familia. Prueba de ello es que sus padres dominan con la soltura de un especialista en oncología los términos médicos de las distintas complicaciones y tratamientos a los que su hijo se ha tenido que enfrentar.

Pero ayer Manu pudo cambiar su rutina y la de su familia gracias a la Fundación Pide Un Deseo con un cóctel de sirenas y música. Porque si a Manu hay algo que le gusta son las canciones del burro «Pepe», «Buby» la ardilla, el payaso Tallarín o la rana «Juana». Para quienes nos los conozcan son los personajes de algunos de los temas de los ocho volúmenes de «Cantajuego», del grupo «Encanto», que ayer actuó en el teatro de la Universidad Laboral de Gijón. Un auténtico fenómeno en el panorama musical infantil que Manu quería ver en directo. «Se conoce todos los discos. Nos dice, "ponme el volumen cuatro, el cinco, el tres..."», comentaban tres de las profesoras que dan clase a Manu en el Hospital, y de las que partió la idea de ponerse en contacto con la Fundación Pide Un Deseo para darle una sorpresa. ¿Y qué hay de las sirenas? Pues para que el viaje desde el HUCA hasta la Laboral tuviera todavía más emoción, Manu contó con escolta. A las once de la mañana dos camiones del cuerpo de Bomberos de Gijón hicieron sonar sus sirenas delante de Maternidad. Manu ya sospechaba que algo iba ocurrir desde mucho antes. «Le contamos algo durante la semana para que no se asustara con lo que iba a pasar», explicaba su madre, Jessica González.

A la vista de lo que sucedió después, la preparación no hubiera hecho mucha falta. Porque Manu se hizo con el control de la situación desde el momento en el que los bomberos Jaime Alonso y José Antonio Rey le tendieron un casco, que se enfundó sin dudarlo. «Ya eres bombero», le dijeron. Con él se fue saludando desde la parte trasera del camión escalera que lo llevó a Gijón a los familiares, médicos, enfermeras y celadores que estaban pendientes del viaje de Manu. Porque el niño, tras casi dos años viviendo en el HUCA, se ha convertido en el «guaje» de todos. «No hay quien no lo conozca», asevera su madre, que ahora puede disfrutar más de su pequeño gracias a que puede dormir algunos días en su casa de Soto del Barco si los análisis constantes a los que se somete lo permiten.

Y en Gijón todavía le esperaban más sorpresas. Otros dos camiones de Bomberos aguardaban en las cercanías de la Laboral. Y en las entrañas del teatro que alberga el edificio monumental esperaba el plato fuerte. Los miembros del grupo «Encanto» interpretaron para él en exclusiva una de sus canciones. Y además le regalaron el peluche de una de sus mascotas, el Caballo Verdoso. En este punto Manu volvió a demostrar su energía y pidió que se lo cambiaran por el Cocodrilo Coco. «No lo tenían, así que prometieron que se lo enviarían», explica su madre. Después Manu se acomodó en su asiento del teatro y cantó y bailó con el resto de los niños los grandes éxitos del «Cantajuego».

De vuelta al Hospital, su madre resumía la experiencia: «Ha sido un día inolvidable». Ahora a Manu le queda cumplir otro sueño: ir a conocer a Mickey Mouse a Eurodisney. Pero sobre todo regresar a casa y sólo volver a Maternidad de visita.