Ch. NEIRA

«Estos toreros están hechos de otra pasta». El doctor Luis Fernández-Vega no dejaba ayer de asombrarse de la resistencia del diestro Juan José Padilla ante las molestias y el dolor que una operación como la evisceración del ojo izquierdo, a la que se sometió el jueves por la tarde en Oviedo, suele dejar.

Padilla, en su nueva visita a la clínica ovetense, procedente de México, de donde venía de cerrar una «temporada triunfal», como él mismo recordó ayer, se sometió al vaciado del globo ocular izquierdo y a la implantación de una prótesis sintética, a la espera de la definitiva, que se le colocará dentro de unos meses. Según explicó el doctor Javier Fernández-Vega, también integrante del equipo que trató al torero junto a la doctora Lucía Fernández-Vega, la evisceración se hizo necesaria «al tratarse de un ojo irrecuperable desde el punto de vista funcional que estaba evolucionando hacia la "ptisis bulbi", una atrofia ocular, produciendo una sintomatología dolorosa al paciente».

La cirugía, con anestesia local, duró 45 minutos y se realizó sin complicaciones. Ahora Padilla tendrá que regresar dentro de quince días para una revisión, pero de forma inmediata tendrá que guardar «reposo total». El diestro, aunque bromeó con las recomendaciones, anunció que esta vez cumplirá con el mandato de los médicos. «El domingo terminé la temporada en México, me han mandado reposo y ahora sí podremos cumplirlo, porque no tengo corridas hasta finales de enero y principios de febrero, en Venezuela, y para eso queda mucho tiempo».

Padilla agradeció al equipo médico, a su familia y a los aficionados el apoyo recibido y restó importancia a la entereza mostrada ante las molestias del posoperatorio. «La idea de la operación estaba madura, estaba informado y mentalizado, supongo que estoy fuerte de mente, también porque he tenido una temporada muy triunfal». El diestro y los médicos destacaron la sorprendente recuperación de Padilla para seguir saliendo al ruedo y poder llevar una vida de torero. «No me puedo sentir quejoso», resumió, «cuando Dios me ha dado la oportunidad milagrosa de poder seguir trabajando con sólo la visión de este ojo».