A. FIDALGO

La sociedad micológica La Corra celebró su tradicional cena anual, la de los Santos Inocentes, el pasado día 28 en el restaurante La Gruta. En esta 41.ª edición se reunieron los integrantes de esta sociedad, que fue la primera micológica de Asturias y también una de las pioneras de España.

En el transcurso de la cena los asistentes rindieron un sentido homenaje a los socios ya desaparecidos, entre ellos a Alberto Álvarez, que falleció recientemente.

Antonio Blanco, en su condición de cofrade de honor, levantó al final de la cena su copa para brindar por este nuevo año, deseando paz y felicidad a todos los socios y sus familias.

El miembro de La Corra que llegó desde más lejos fue Eduardo Estébanez, que se desplazó un año más a Oviedo desde la ciudad mexicana de Mérida para no faltar a esta cita, que para él es obligada.

Desde Santander lo hizo Jesús Alonso, que como ya es habitual llegó con varios décimos de la lotería del Niño para repartir entre los miembros de la sociedad. Entre los que se dieron cita el día de los Inocentes estaban Antonio Blanco, acompañado por su hijo Luis; Mario Hevia, Nacho Navarro, Jesús Rodríguez, Paco Álvarez, Manuel y José Sánchez Ocaña, Rafael Álvarez, Monchu Llana y Armando Álvarez, fundador de esta emblemática sociedad micológica.

La asociación surgió en una tertulia que un grupo de ovetenses tenía en la oficina de Leandro Acevedo, en la calle Palacio Valdés, en la que sobre todo se reunían para jugar al ajedrez.

Un día apareció Bernardino Castaño, que era muy aficionado a las setas, y los animó a crear una sociedad micológica. Así nació La Corra, que logró ser un referente a nivel nacional en el conocimiento de las setas.