El decano de derecho, Benjamín Rivaya, reivindicó ayer la memoria de los profesores de Derecho asesinados en la Guerra Civil, como Francisco Beceña, detenido y asesinado cerca de Cangas de Onís en julio de 1936, o el catedrático Melquíades Álvarez, fundador del Partido Reformista, asesinado en agosto de 1936 tras el asalto anarquista a la Cárcel Modelo de Madrid. Rivaya no se olvidó de Jesús Arias de Velasco, rector de la Universidad de Oviedo, catedrático de Derecho Administrativo y presidente de Sala del Tribunal Supremo, que halló la muerte sólo un mes después que Álvarez. Finalmente, el decano tuvo palabras para otro rector de la cátedra ovetense, Leopoldo Alas, fusilado en febrero de 1937. «Los más mayores de Oviedo aún se preguntan cómo pudo ocurrir aquello», aseguró Rivaya.

El decano trataba de hacer un reconocimiento público a quienes sufrieron hace 75 años, después de que «las mínimas normas de convivencia saltasen por los aires». Rivaya quiso rescatar de la memoria aquel desastre, del que se reconoció hijo, y sacar algún tipo de enseñanza que pueda servir en estos tiempos de creciente crispación, en los que el país sufre «una crisis económica e institucional» de una virulencia como nunca se había vivido en las últimas décadas. «Debemos alejarnos de todo extremismo», sentenció el decano.

Y pidió a los licenciados que ayer recibieron su diploma que traten de alcanzar en su vida profesional tres principios jurídicos. Por un lado, la templanza, la moderación. Por otro, la equidad, la proporcionalidad. «No deben pagar más los que menos tienen», enunció. Finalmente, invitó a los nuevos licenciados en Derecho a perseguir la honestidad, que «proscribe siempre y en todo lugar la corrupción, una deslealtad que debería ser desterrada de la vida pública», añadió.