J. MORÁN

Habló del Francisco por antonomasia -el de Asís, pues los otros son siempre de Javier, de Borja, de Paula, de Sales, de Regis, etcétera-, y como la antonomasia es una forma particular de la metonimia, todo cuanto dijo ayer el arzobispo Jesús Sanz Montes sobre el «Poverello de d'Assisi» era aplicable al recién elegido Papa Francisco para que no se le convierta «en bandera o coartada de diversos afanes». En San Francisco de Asís no hubo «coqueteo con los tradicionalismos, siendo exquisitamente respetuoso con la liturgia y los sacramentos, y distanciándose de algunas parafernalias eclesiásticas», concretó el titular de Oviedo.

Lo hizo durante la homilía de la Misa Crismal, así denominada porque en ella se bendicen los óleos (para los sacramentos del bautismo y de la unción de enfermos), y el crisma (aceite y bálsamo también para el bautismo, y para la confirmación y la ordenación sacerdotal). La Misa Crismal, que la Iglesia señala para la mañana del Jueves Santo, se celebra tradicionalmente en Asturias el día de Martes Santo y a ella asisten numerosos sacerdotes, que renuevan las promesa que formularon el día de su ordenación. La liturgia de ayer fue concelebrada por el arzobispo emérito, Gabino Díaz Merchán, y por unos 120 presbíteros.

Y a la vez que Misa Crismal fue acción de gracias «por el nuevo Papa Francisco, con el que el Señor nos ha bendecido a toda la Iglesia», explicó Sanz Montes, quien incidió en «la sorpresa de su elección» y la «sencillez evangélica de la que desde el primer momento ha hecho gala».

Por haber elegido el nombre de Francisco «nos pone en la pista de una sensibilidad concreta que tiene este jesuita hispanoamericano de mente ignaciana y corazón franciscano», prosiguió Sanz, de la Orden de los Hermanos Menores, los Franciscanos. No obstante, el arzobispo de Oviedo alertó del peligro de «reducir la memoria del santo de Asís, y lo dice un fraile de su familia espiritual». San Francisco ha sido empleado en «más de una bandería utilizadora, queriendo encontrar en él al inspirador o al cómplice de los más diversos movimientos que recogen actualísimas preocupaciones». Por ejemplo, ha sido vestido «de verde ecologista, de blanco pacifista, de pana proletaria, de azul vaquero posmoderno, sin olvidar toda la gama de un incoloro tradicionalista...». Pero para el Papa Francisco, «el santo de Asís es el que tiene referencias de un gran cristiano, hijo de Dios, de la Iglesia y de su tiempo», a la vez que servidor de la Iglesia «como ella quiere ser servida, sin servilismo». El ofrecimiento al nuevo Papa de «nuestro afecto, nuestra oración y nuestro agradecimiento» fueron las palabra finales de Sanz Montes en su homilía.