Javier NEIRA

Y al séptimo día salió el sol. Sin restricciones. La procesión de Jesús Resucitado contó con un tiempo inmejorable y mucho público ya que al mediodía de ayer las calles de Oviedo estaban hasta arriba de vecinos y turistas.

La procesión partió, según costumbre, de la Puerta de la Limosna, principal acceso al claustro de la Catedral y que, a su vez, se abre a la corrada del Obispo. Con cinco minutos de retraso por la prolongación de la misa pontifical de resurrección salió la cruz de guía después de un toque de atención de la banda de cornetas y tambores del Cautivo. El arzobispo Jesús Sanz saludó a los hermanos mayores de las cofradías que formaron para la ocasión ya que el Resucitado no tiene titularidad propia, así que se compone de secciones de todas las hermandades que hacen su estación de penitencia en Oviedo.

La primera en las largas filas fue la Borriquilla de San Pedro de los Arcos, la única que se salvó, el Domingo de Ramos, de la lluvia, ya que la Soledad, anteayer, aun cogió algunas gotas en el último tramo de recorrido. El Silencio, el Cautivo y el Santo Entierro ni salieron, el martes, jueves y viernes respectivamente. El Nazareno se aventuró el miércoles y acabaron pingando.

Las hermandades procesionaron por orden inverso a su antigüedad. Tras la Borriquilla, los Estudiantes, el Silencio, el Cautivo, el Santo Entierro y el Nazareno. La Soledad no se sumó porque en realidad es la misma cofradía que el Santo Entierro.

El paso estrenaba imagen. Un Resucitado de Covadonga Romero que data de 1964 y que tras su restauración salió ayer por primera vez en procesión. Está todo el año en la capilla de Santa Bárbara, en la Catedral. El paso iba custodiado por una escuadra de la Policía Local. Detrás, el Arzobispo con el deán Benito Casado y el canónigo José Franco. Cerraba la Banda de Música «Ciudad de Oviedo».

Ya que Domingo de Resurrección, no había luto ni penitencia; de manera que todos los cofrades iban sin capirote. Por ejemplo, pudo reconocerse entre los Estudiantes al concejal popular Gerardo Antuña.

La procesión siguió por las plazas de la Catedral, Porlier, Riego y Ayuntamiento, donde fue seguida por muchísimo público.