Ángel FIDALGO

«Es una bendición que en medio de tanta crisis y tanta tristeza aparezca mucha gente, como Ramiro Fernández, que son solidarios y quieren devolver a la sociedad algo de lo que recibieron». El padre Ángel, fundador de Mensajeros de la Paz, alabó con estas palabras el gesto del psicoesteta, que destinará la recaudación de su último libro, «Cómo triunfar en la era de la imagen», a los comedores que la ONG tiene por el mundo, en un momento económico muy duro. El padre Ángel participó ayer en la presentación del libro en Madrid, en un acto celebrado en el restaurante del Santiago Bernabeu, que también contó con la presencia del periodista ovetense Ramón Sánchez-Ocaña.

Mensajeros de la Paz tiene proyectos de cooperación en 47 países. En España están trabajando de forma muy especial en los comedores con el Banco Solidario. En ellos cada persona coge lo que necesita y deja lo que puede.

«El libro es el resumen del trabajo y la experiencia de cincuenta y tres años escuchando y aprendiendo, y en el que plasmo también la imagen de todos los aspectos de la vida. Un libro redactado con cabeza y subrayado con el corazón, y vigente en el siglo XXI», apostilló el autor.

Ésta fue una de las reflexiones que realizó el psicoesteta Ramiro Fernández durante la presentación, a la que asistieron muchas personas vinculadas al fútbol, como el entrenador Vicente Miera, o el ex presidente del Real Madrid Lorenzo Sanz, y los jugadores Adrián Colunga y Diego Castro, entre otros.

El padre Ángel es también futbolero y seguidor del Real Oviedo; aunque las lenguas mal informadas dicen que medió para que Carlos Slim, el hombre más rico del mundo, se convirtiera en el accionista mayoritario del equipo ovetense, el sacerdote lo matiza. «Slim sabía que existía el Real Oviedo porque yo le hablé de él en México, sólo por eso. No hubo nada más. Después le di la enhorabuena una vez que compró las acciones», comentó el padre Ángel, que conoció a Slim cuando empezó a colaborar con Mensajeros de la Paz.

De fútbol también habló muchas de las veces que coincidió con el Papa Francisco, también futbolero y uno de los pocos argentinos que no es ni del Boca Juniors ni del River Plate, «sino de un humilde equipo de barrio; la pena es que no conozca al Real Oviedo», lamentó el entusiasta cura de La Rebollada.

El padre Ángel señaló que conoció al Papa Francisco cuando era arzobispo de Buenos Aires. «Nos pidió a Mensajeros de la Paz que le lleváramos la residencia de sacerdotes mayores, y no olvidaré que me pagaba el autobús cuando los íbamos a visitar para llevarles tabaco. Coincidimos muchas veces. En esta misma residencia ya tenía una habitación reservada para cuando se jubilara».

En ese trato tan diario como directo, cuando le llamaba eminencia le decía que con «padre Jorge» era suficiente. «Se parecía entonces mucho, cuando estaba más delgado, al cura de mi pueblo de La Rebollada, don Dimas». Recuerda que al ahora Papa en Buenos Aires lo querían mucho, «sobre todo los más desfavorecidos, que lo paraban por la calle y le pedían cosas».

Otra sintonía. El Papa Francisco, a los tres días de ser elegido, habló de cómo le gustaría que fuera la Iglesia. «Pobre y para los pobres, para mí una bendición preciosa», afirmó el padre Ángel. En Roma el Papa anunció a los asistentes que por respeto a los que no creen y a los que creen y no practican, les iba a dar la bendición con una singularidad. «Fue la primera vez que un Papa no hizo la señal de la cruz al darla», destaca el sacerdote asturiano.