La solución empleada por el arquitecto Santiago Calatrava para el forjado del Palacio de Congresos de Buenavista supuso un sobrecoste de 5 millones de euros, 1,6 millones de euros por planta. Son los cálculos que presentaron ayer ante el juez los técnicos de la empresa Jovellanos XXI. Ellos aseguran que no era necesario emplear un forjado de losa maciza con vigas descolgadas en los niveles del aparcamiento del edificio porque «la carga en esta zona es inferior a la zona comercial». Los técnicos creen que se optó por esta solución por estética, no por motivos de resistencia, cuando habría bastado -si se quería conseguir una solución estética adecuada- con instalar pladur.

«Mete vigas en el aparcamiento cuando tiene que soportar menos carga que las plantas comerciales, que no llevan vigas descolgadas. Pone la estructura más cara en los niveles que tienen que soportar menos carga», aseguraron los ingenieros. «La razón no es resistencia, sino estética, para que quien aparque el coche vea las vigas. Se podría hacer más barato, con pladur, por ejemplo, si era por un tema estético», manifestaron. Los técnicos insistieron en que no cuestionaban el lenguaje arquitectónico de Calatrava; sin embargo, ellos proponen una solución más barata con un forjado reticular para «el mismo efecto visual».

Asimismo, cifraron en dos millones de euros el sobrecoste de la cimentación. Afirmaron que hubiese resultado más barato y «suficientemente resistente» una cimentación con zapatas, en lugar de losa o pilotes. Además, cuestionaron que la construcción del graderío se hubiese realizado sin una memoria de cálculo, según expusieron. «El colapso del graderío era una crónica anunciada», aseveraron. Este colapso obligó a apoyar el elemento estructural sobre cuatro puntos en lugar de los dos iniciales.